Tanto el hombre como la mujer tienen múltiples zonas erógenas, y es bueno conocer cuales son, ¿por qué limitarse siempre a lo mismo?. Descubrí cuáles son para disfrutar.
El placer sexual no tiene por qué limitarse a la zona genital. En realidad, el órgano sexual más grande del ser humano –dejando de lado la mente– es la piel, y algunas partes son especialmente sensibles porque allí se localizan terminaciones nerviosas que reaccionan ante cualquier estímulo.
¿Cuáles son esas partes?
- Los labios son una de las zonas más sensibles del cuerpo (y los besos, una de las primeras muestras de atracción). Besar a tu pareja lentamente será una excelente manera de estimularla.
- El cabello es un mundo por descubrir. Jugar con él permite varias sensaciones: deslizar los dedos por él es un masaje muy estimulante.
- El cuello es la entrada a la intimidad de la persona: la nuca, detrás de las orejas, la línea de la carótida, etc.
- Rozar suavemente la espalda, apenas con las yemas de los dedos, también es una excelente estimulación. En la espalda, las zonas más sensibles están entre los omóplatos y en la zona lumbar.
- Como puerta de entrada a los genitales, también los muslos son fuente de placer. Las expectativas por la cercanía a la vagina multiplican la excitación.
- Los senos son una de las zonas femeninas más erógenas. Sobre todo, los pezones. Pero conviene no acercarse directamente a ellos, sino empezar con la parte cercana a las axilas.
- Por último, los pies. Dar un masaje relajante en los pies como preámbulo para un encuentro sexual también proporciona grandes dosis de placer.
¿Cuáles son esas partes?
- Los labios son una de las zonas más sensibles del cuerpo (y los besos, una de las primeras muestras de atracción). Besar a tu pareja lentamente será una excelente manera de estimularla.
- El cabello es un mundo por descubrir. Jugar con él permite varias sensaciones: deslizar los dedos por él es un masaje muy estimulante.
- El cuello es la entrada a la intimidad de la persona: la nuca, detrás de las orejas, la línea de la carótida, etc.
- Rozar suavemente la espalda, apenas con las yemas de los dedos, también es una excelente estimulación. En la espalda, las zonas más sensibles están entre los omóplatos y en la zona lumbar.
- Como puerta de entrada a los genitales, también los muslos son fuente de placer. Las expectativas por la cercanía a la vagina multiplican la excitación.
- Los senos son una de las zonas femeninas más erógenas. Sobre todo, los pezones. Pero conviene no acercarse directamente a ellos, sino empezar con la parte cercana a las axilas.
- Por último, los pies. Dar un masaje relajante en los pies como preámbulo para un encuentro sexual también proporciona grandes dosis de placer.
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