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Por Yasser O. Hase
La militancia es
un suceso hermoso que, quienes hemos tenido posibilidad de llevar adelante,
podemos afirmar. Y, aquellos que no han tenido oportunidad de conocer, se las
recomiendo.
Sin embargo, hay
que hacer un paréntesis a éste tema y, realizar el siguiente análisis: ¿Cuánto se
deja de lado, por acompañar con nuestra militancia, una campaña política? ¿Vale
la pena el esfuerzo? ¿La recompensa es realmente la deseada? ¿Los objetivos son
netamente cubiertos? Cuantos interrogantes surgen de momentos como los que en
la actualidad nos toca vivir. Cuantas posibles respuestas existen, en base a
las diversas variables que acontecen.
En definitiva,
nadie mejor que los militantes para dar réplicas de lo que aquí hablamos. En
definitiva son ellos los que sacrifican tiempo con sus hijos, madres, padres, hermanos, familiares en general, como
así también, amistades, relaciones amorosas, estudios, trabajo y, lo que
resulta irremplazable en la vida, su tiempo.
Es acá donde se
debe realizar un profundo examen serio de la situación. Aquellos candidatos a
los que les brindamos parte de nuestro recorrido, realmente lo valoran de tal
manera? Eso es una incógnita. Cuando éste representa en la función pública, los
compromisos asumidos en sus discursos de campaña, nos demuestra con gestos que,
valió la pena tanto sacrificio, en parte. Pero, cuando el mismo cambia su camiseta
partidaria, sus principios o ideas, no está pegando en lo más profundo del
alma?
Así también,
vale pensar si, nuestro trabajoso deber realmente ha de ser correspondido con
aquel empleo que se ha prometido, si efectivamente éste llega, si los ingresos
económicos de hoy mejorarán la calidad de vida de ayer, si las deudas
contraídas para afrontar esta etapa son satisfechas, si no son, sólo ofertas de
maniobra.
Difícil es tener certezas de todas éstas óperas;
nadie puede tener, a ciencia cierta, una refutación clara a tantas incertidumbres.
Lo que si podemos es recorrer lo que en muchas ocasiones ocurre y, observar con
delicadeza, los resultados conocidos, en reiterados casos.
Duro resulta
pensar el grado de aplicación que utilizan algunos políticos (aspirantes a
cualquier cargo), cuando vemos reflejado su anhelo, en las necesidades más
básicas de las personas – trabajo, vivienda, dinero, etc. – llegando a incitarlos
a tomar terrenos públicos, usurpar viviendas, ofrecer puestos laborales (muchos
de ellos inexistentes), dinero en efectivo, bolsones o, elementos de utilidad
frecuente, para la vida de las mismas.
No obstante,
debe aclararse que, escenarios de éste tipo, no son el contexto que explotan todos.
Pero si, muchos de los que siempre demuestran sus deseos desesperados, por
ocupar lugares a costa de cualquier precio y, a cambio de no ser siquiera
claros en sus determinaciones, o, incluso, sin saber siquiera proponer ningún
proyecto de mejora social.
Mirando el círculo
que rodea la atmósfera, que se vislumbra en épocas de elecciones y,
considerando tantos factores de importancia, hay mucho que estudiar, sobre el tramado
de cuánto vale la militancia en época de campaña y, si se aprecia la misma.