> Por Yasser O. HASE
“En
Santa Fe las aguas cubren
sueños
de niños desolados
y
ahogan con furia incontenible
las
penas de los evacuados.
Un
ángel se desploma en llanto
cuando
descubre el desvarío
del
ala oscura del Salado
que
tapa todo lo querido”
(Víctor Heredia, verso agregado a la
canción "Cita con ángeles", de Silvio Rodríguez. Pertenece al CD
solidario "Canciones con Santa Fe").
Agua que caes del cielo, nos haces tanto
bien en muchos momentos de la vida…
Agua que refrescas y que produces…
Agua que nos cambiaste la vida…
Esa lluvia que tantas veces ha sido bien
recibida, en aquella ocasión, era la más perfecta ayuda a la destrucción de la vida de muchos
santafesinos. Era la que sepultaba bajo su potencia, los sacrificios humanos de
muchos años, los sueños que quedaría inconclusos de los niños y jóvenes;
también desgarraba para siempre las almas de miles de ciudadanos que veían como
esta vez, el azote impartido por la inclemencia climática, terminaba por
derribar sus vidas.
Ese 29 de abril, no sería un día más.
Ese día se combinaban las gotas que bajaban del gran manto que recubre nuestras
noches, con las que circulaban por nuestras calles, viviendas y corazones, tras
haber sido facilitado su camino por la deficiencia de obras que los gobernantes
– y funcionarios incapaces – no realizaron durante las diversas gestiones y, la
potencia arrasadora que ese día traían las aguas a nuestra Santa Fe.
La historia que contaremos permite
evocar una genial y vieja película de Fernando Birri, “Los inundados”, donde
uno de los personajes reivindicaba con fuerza su condición: somos inundados,
señor.
El 29 de abril de 2003 el desborde del
Rio Salado, terminó con un tercio de la ciudad de Santa Fe bajo agua, 25
muertos, más de 150 mil afectados y daños por más de 300 millones de dólares.
Tras el desastre 500 personas estaban “desencontradas”.
Como dice la sentencia del Juez
Patrizzi, dictada el 21 de abril de 2006, La creciente del río salado se debió
fundamentalmente a las intensas precipitaciones que hubo entre los días 23 al
29 de abril, en la Provincia de Santa Fe, en la cuenca inferior del Río Salado
que aumentaron considerablemente su caudal. La crecida del Río Salado superó
ampliamente en caudal y velocidad de crecimiento las máximas históricas
conocidas: por la ruta provincial 70 pasaron en 1973 y 1998 un caudal pico de
2600 m3/s y en abril de 2003 pasaron 4000 m3/s. El jueves 24, el río Salado
transportaba en Esperanza 750 m3/s, y las lluvias de los días 23 a 29 de abril
hicieron que creciera hasta 4000 m3/s el martes 29 de abril" (fs. 1 de
Aspectos más relevantes de lo actuado como Director Provincial de Obras
Hidráulicas - Crecida del Río Salado en Santa Fe en abril de 2003).
En su fría descripción técnica, la
citada sentencia también dice que “la inundación de la ciudad de Santa Fe que
en líneas generales puede resumirse del siguiente modo: el día 27 de abril los
niveles del río Salado superaron la cota mínima de la defensa, por la brecha
existente entre el extremo norte del tramo II y las instalaciones del
Hipódromo, en forma de manto a partir de la calle Gorostiaga; el 28 de abril ya
el ingreso de las aguas por calle Gorostiaga resulta más importante. El agua
ocupa terrenos aledaños al Hipódromo, encauzándose aguas abajo por la traza de
la Avda. Circunvalación Oeste. En horas de la tarde se inicia un proceso de
erosión sobre el extremo norte del terraplén de defensa (tramo II), con el
consecuente incremento del ancho de ingreso del flujo a la ciudad. Se ocupan
sectores aledaños a la autopista y la Avda. Perón; el día 29 de abril se
produce un progresivo avance de las aguas hacia la zona sur de la ciudad con un
importante nivel de anegamiento en el frente norte de la autopista Santa Fe -
Rosario e ingreso de excedentes desde el norte hacia el sur en la intersección
de la Avda. Pte. Perón y calle Iturraspe; al mediodía las aguas avanzan ocupando
parte del Bo. Villa del Parque, llegando el agua pasadas las 14,00 hs. al
Hospital de Niños "Dr. Orlando Alassia". Al promediar la tarde el
agua había alcanzado sectores de los barrios Chalet y Centenario; el día 30 de
abril en la madrugada, los niveles de agua en la zona de calle Mendoza y en
sectores del radio céntrico, se encontraban por encima de los 2,50 mts.; en la
mañana hay importantes anegamientos en la zona del Bo. Centenario,
encontrándose cortada la Avda. Circunvalación en varios puntos. Se efectúan
cortes en la Avda. Mar Argentino y en el tramo I del Terraplén de defensa Oeste
(Irigoyen); hay anegamientos en la zona céntrica de la ciudad; el jueves 1º de
mayo se continúa con las tareas de apertura de las defensas de la ciudad. Los
cortes de los terraplenes sobre Avda. Mar Argentino, a la altura de Puerto
Piojo, y el terraplén Irigoyen, generaron una condición de escurrimiento desde
el casco urbano hacia el río, permitiendo que gradualmente descendieran los
niveles en el interior del recinto conformado por los terraplenes de defensa
(Perica de Bacchiega, Bertoni y Maza págs. 17/19 del resumen ejecutivo)”.
Además del agua, ¿hay algún responsable?
“El Ministerio de Obras, Servicios
Públicos y Vivienda se ha propuesto como objetivo replantear la planificación
general de los estudios y de las obras a ejecutar, para definir, en una visión
más amplia, el conjunto de las prioridades existentes en función de las
necesidades, de los recursos disponibles y de su programación en el tiempo”,
decía el Informe a la Asamblea Legislativa de Santa Fe, en la inauguración del
119º período de sesiones ordinarias el primero de mayo de 2001.
El gobernador era Carlos Reutemann y en
el subtítulo dedicado a “obras hidráulicas” se destacaba que “la definición del
proyecto ejecutivo para resolver, en forma definitiva, el abastecimiento de
agua potable en 151 localidades del oeste provincial a través de la alternativa
que resulte de un análisis comparativo técnico, económico y ambiental”.
También se anunciaba “la continuación
del programa de saneamiento y de defensas hídricas para resolver los
inconvenientes que afectan las áreas productivas y urbanas de la provincia. En
esa línea se inscribe la reglamentación de la ley 11.730, de regulación de uso
del suelo en áreas inundables”.
En el apartado dedicado a la Dirección
Provincial de Obras Hidráulicas Servicio Provincial de Agua Rural se afirmaba
que “un aspecto fundamental para el desempeño de este organismo son las
condiciones imperantes que afectan no solo al territorio provincial sino
también al país. La gran variabilidad en la distribución -en cantidad y tiempo-
de las precipitaciones ha provocado situaciones extremas -inundaciones y
sequías- en numerosas regiones del ámbito provincial, en ciertos casos en forma
simultánea, que obliga a actuar en una permanente situación de emergencia
hídrica”.
Tal situación, seguía el informe
presentado por el gobernador a la Asamblea Legislativa, “provoca un continuo
ajuste de las medidas destinadas al manejo y control de excedentes y déficit
hídrico, de allí que para lograr una mayor efectividad de las diferentes líneas
de acción se trabajó y se trabajará” en distintos puntos que entonces fueron
descriptos.
Entre otros: “Se activaron las tareas a
través de los Comités de Cuencas interjurisdiccionales y con las provincias
vecinas, como ejemplo de ello se puede citar: Comité Interjurisdiccional del
río Pasaje-Juramento-Salado: el tema básico representa la compleja distribución
de caudales para cada provincia y con usos múltiples. Se logró un significativo
avance sobre el estudio de pérdidas de caudales, con la participación de la
Universidad Nacional de Córdoba”.
Tres años después el Salado se llevó
cada una de estas palabras al fondo de la ciudad inundada.
No se supo dónde fue a parar aquel
“significativo avance sobre el estudio de pérdida de caudales” que se hizo con
los investigadores de la universidad cordobesa.
Tampoco se encontró el relevamiento de
los trabajos que supuestamente se hicieron en la zona oeste de la provincia,
territorio atravesado por las aguas del Salado.
En diciembre de 2002, el gobierno de
Reutemann redobló la apuesta informativa sobre las obras realizadas desde 1999
y presentó un balance de gestión.
Dentro del segmento dedicado a las
“obras hidráulicas” lo único que se destaca en relación a lo citado en el
informe de 2001 con respecto a las inundaciones en lugares cercanos a la ciudad
capital es el “refuerzo de defensas en las localidades de Saladero Cabal,
Helvecia, San José del Rincón y La Guardia Centro” y la “canalización y obras
de artes en Cuenca del Arroyo de las Conchas”. Entre las obras ejecutadas se
señalaba la “reconstrucción Puente Colgante y obras complementarias”.
En el capítulo dedicado a Medio Ambiente
se lee que se trabajó “en el diseño de una política de planificación ambiental,
entendida como punto de partida en el camino hacia el desarrollo sustentable y
como un proceso participativo e integrador que opera sobre lo económico, lo
social y lo ambiental”.
Ni una sola línea vinculada a las
inundaciones. Aunque hay un párrafo que sobresale por su desparpajo: “Hemos
realizado numerosos ensayos en nuestro laboratorio, tendientes al control
ambiental de calidad de suelo, agua, efluentes industriales y control de la
contaminación de cursos superficiales y profundos de agua. También brindamos
asesoramiento y efectuamos tareas para terceros como un servicio sin cargo para
la comunidad, alcanzando a hospitales, escuelas, municipios y comunas y
distintas dependencias oficiales”.
Si los laboratorios estudiaban la calidad
del agua alguien debió darse cuenta del caudal de los ríos que recorren la
geografía provincial.
Si alguien asesoró durante tres años a
las distintas instituciones mencionadas es porque se tenía un permanente
relevamiento informativo sobre lo que ocurría con y en los recursos y
accidentes naturales de la provincia.
Pero además de las conjeturas hubo
advertencias ciertas. La sentencia citada trascribe las constancias de un
expediente: “Desde el último trimestre de 2002 se produjeron lluvias en la provincia
de Santa Fe, superiores a las medias históricas, y que requirieron atención de
emergencia por la afectación económica y social que generaron. La situación
comenzó a agravarse en el mes de abril cuando las intensas precipitaciones no
solo anegaron campos en la parte norte de la Provincia, particularmente el arco
ribereño de la cuenca del Río Salado y los afluentes a ésta, llegando a inundar
zonas urbanas, aislando comunidades al hacerse intransitables los caminos,
cortarse rutas primarias y secundarias, dañarse puentes y desbordarse los
cauces" ; en el Expte 653/03 "Ministerio Público Fiscal s/ Eleva
actuaciones preliminares en Emergencia Hídrica" (Río Salado)" del
Juzgado Federal Nº: 1 Santa Fe - Secretaría Penal).
Y el riesgo no era inadvertido. Singularmente
en un video del 26 de abril de 2003 (tres días antes de la catástrofe)
Reutemann dice que se iban a producir 'miles de evacuados' en los barrios del
oeste de la ciudad de Santa Fe. De igual modo, el entonces intendente Álvarez
en la emisora LT10 formulo declaraciones (en el amanecer del 29 de abril de
2003) que nadie desmintió. Álvarez pidió a la gente se quedara en su casa
(porque los barrios del suroeste no se iban a inundar) y nadie lo desmintió. Y
eso fue refrendado a las 6 de la tarde por el mismo Reutemann cuando lanzó un
comunicado del gobierno de la provincia, que la gente se tenía que quedar en su
domicilio. El primer muerto se produjo a las 16.30. Y a partir de las 20.30,
los muertos se sumaron en los barrios Centenario, Chalet y San Lorenzo que
recibieron el golpe más fuerte de la inundación.
29
de Abril de 2013
Ya transcurrida una década de aquella
inolvidable y catastrófica jornada, en Santa Fe la herida que se abrió en ese
momento, nunca cicatrizó y, jamás sanará en forma definitiva. Producto de que
hasta el momento, aún no se ha podido encontrar dentro de la gran cantidad de
culpables, se condenase a nadie y, mucho menos, se haga justicia.
Tras el sufrimiento desatado por
semejante episodio, la mayoría de los Ciudadanos, aún intentan encontrar las
respuestas a las fatalidades padecidas.
Perdidos en la noche, en la inmensidad de los
recuerdos, de los sonidos dilapidados, de los anhelos destrozados; los mayores
damnificados prueban con superadora fuerza de voluntad, que se puede seguir
adelante gracias a la infalible necesidad de hallar a los culpables de que los
elementos de defensa necesarios para que no hubiera podido desatarse tal
tormento, estén juzgados, condenados y, pagando bajo rejas por el perjuicio y
daño generado a nuestros ausentes y, a lo que los presentes nunca podrán
recuperar. Su tiempo y sus vidas.
EMPEZAR DE NUEVO...
Yo le tenía miedo a la oscuridad,
Hasta que las noches se hicieron largas
y sin luz.
Yo no resistía el frío fácilmente,
Hasta que aprendí a subsistir en ese
estado.
Yo le tenía miedo a los muertos,
Hasta que tuve que dormir en el
cementerio.
Más aún, yo le tenía miedo al espanto,
Hasta que tuve que dormir en el
crematorio.
Yo sentía rechazo por los rosarinos y por
los porteños,
Hasta que me dieron abrigo y alimento.
Yo sentía rechazo por los judíos,
Hasta que le dieron medicamentos a mis
hijos.
Yo lucía vanidoso mi pullover nuevo,
Hasta que se lo di a un niño con
hipotermia.
Yo elegía cuidadosamente mi comida,
Hasta que tuve hambre.
Yo desconfiaba de la tez cobriza,
Hasta que un brazo fuerte me sacó del
agua.
Yo creía haber visto muchas cosas,
Hasta que vi a mi pueblo deambulando sin
rumbo por las calles.
Yo no quería al perro de mi vecino,
Hasta que aquella noche lo sentí llorar
hasta ahogarse.
Yo no me acordaba de los ancianos,
Hasta que tuve que participar en los
rescates.
Yo no sabía cocinar,
Hasta que tuve frente a mí una olla con
arroz y niños con hambre.
Yo creía que mi casa era más importante
que las otras,
Hasta que todas quedaron cubiertas por
las aguas.
Yo estaba orgulloso de mi nombre y
apellido,
Hasta que todos nos transformamos en
seres anónimos.
Yo casi no escuchaba radio,
Hasta que fue la que mantuvo viva mi
energía.
Yo criticaba a los bulliciosos estudiantes,
Hasta que de a cientos me tendieron sus
manos solidarias.
Yo estaba bastante seguro de cómo serían
mis próximos años,
Pero ahora ya no tanto.
Yo vivía en una comunidad con una clase
política,
Pero ahora espero que se la haya llevado
la corriente.
Yo no recordaba el nombre de todas las
provincias,
Pero ahora las tengo a todas en mi
corazón.
Yo no tenía buena memoria,
Tal vez por eso ahora no recuerde a
todos,
Pero tendré igual lo que me queda de
vida para agradecer a todos.
Yo no te conocía,
Ahora eres mi hermano.
Teníamos un río,
Ahora somos parte de él.
Es la mañana.
Ya salió el sol y no hace tanto frío.
Gracias a Díos.
Vamos a empezar de nuevo.
Carlos Guillermo Garibay
Santa Fe, Mayo 2, 2003.