miércoles, 1 de mayo de 2013

Día Internacional de los Trabajadores

> Por Yasser . Hase



Haciendo historia.-

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales.
Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, y se celebra en muchos países.

Llamativamente, en Estados Unidos y Canadá no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos desde 1882. Canadá se unió a conmemorar el primer lunes de septiembre en vez del primero de mayo a partir de 1894.

El día 1 de mayo, la huelga.-

El 1° de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200.000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.
En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles. El día 2 la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a su periódico donde redacta una proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25.000 octavillas. La proclama decía:

Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria. Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden... ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.

La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día siguiente, el cuatro, a las cuatro de la tarde, en la plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como Revuelta de Haymarket


Día del trabajador Argentino.-

La fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un antes y después en la historia laboral, instaurándose aquella fecha como el “Día del trabajador”.

En Argentina, el día del trabajador se conmemora desde fines del siglo XIX. El primer acto se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes -alemanes, italianos, españoles y portugueses-.

Con este acto se inicia en el país la tradición de recordar, cada 1º de Mayo, el “Día del trabajador”.

A partir de la primera presidencia de Perón (1946-1952), la conmemoración del día del trabajador alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país.

A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de Mayo se convirtió en un día emblemático; entre las diversas manifestaciones de la época se destaca la convocatoria de los obreros en la Plaza de Mayo, quienes llegaban en multitud desde temprano para escuchar el discurso del presidente Perón

Hasta la Revolución de 1943, el conservadorismo liberal y comprometido con los intereses extranjeros había sometido a las masas trabajadores a condiciones de labor casi en el límite de lo humano. Luego de la caída de Hipólito Yrigoyen que había logrado avanzar en algunas reformas sociales a favor de los trabajadores, todo se perdió y durante la llamada “Década Infame” cualquier reclamo social era motivo de persecución, cárcel o incluso la muerte. Los sindicatos si no estaban intervenidos, por lo menos estaban vigilados.

Con la Revolución del 4 de Junio, un oscuro Coronel, Juan Domingo Perón ocupó un cargo no menos insignificante, la Secretaría de Trabajo y Previsión. Utilizando la radio, Perón comenzó a hablarles a los trabajadores, a adoctrinarlos en sus derechos.

Así, el 18 de noviembre de 1944 se promulga el Estatuto del Peón Rural, que fue vehemente rechazado por la Sociedad Rural, las Confederaciones Rurales de Buenos Aires y el Centro de Propietarios de Córdoba. Este Documento revolucionaba las relaciones entre peones y patrones, poniendo al Estado como árbitro de las situaciones laborales. Se terminaba una época.

Luego vendría la mediación de Perón en el paro de los matarifes que afectaba a los frigoríficos, sería su primer galardón en la lucha por los derechos del trabajador. Era la primera vez en el país que un funcionario hablaba de mejora en las condiciones laborales, la primera vez que los sindicalistas eran recibidos por un funcionario nacional, escuchados ¡y sus problemas resueltos!

Luego del 17 de Octubre de 1945, aquella única revolución espontánea, popular, nacional y democrática, Perón alcanzó la Presidencia de la Nación el 24 de Febrero de 1946. La Argentina era una fiesta, en las calles se escribía, por ejemplo: “Sube la papa, sube el carbón, el 24 sube Perón”. Y así fue.

Un año más tarde, el 24 de Febrero de 1947, el General Juan Domingo Perón, en un acto organizado por la C.G.T. en el Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires, proclamaba los derechos del trabajador. Simbólicamente, Perón entregó el original de ese documento a la custodia del Secretario General de la Confederación General del Trabajo (C.G.T).

Los Diez Derechos del Trabajador.-

En ese documento se reseñaban los llamados diez derechos básicos del trabajador: derecho al trabajo, a una justa distribución, a la capacitación, a condiciones dignas de trabajo y de vida, a la salud, al bienestar, a la seguridad social, a la protección de la familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses profesionales.

Estos derechos fueron posteriormente formalizados a través de un Decreto del Poder Ejecutivo Nacional, el día 7 de marzo de 1947, bajo el número 4865, y luego fueron incorporados en el artículo 37 de la Constitución de la Nación Argentina, sancionada por la Convención Constituyente el 11 de marzo de 1949.

Luego de la caída de Perón y eliminada la Constitución peronista de 1949, esos derechos fueron mantenidos en el Artículo 14 bis de la actual Constitución Nacional.

Viva el Trabajador.-

Gracias al esfuerzo, dedicación y valentía que han tenido los obreros denominados justamente, “Los mártires de Chicago” y, lo que demuestran cada uno de los trabajadores, día a día, desde el principio de los tiempos, es que el día de hoy no es uno más.
Como ya antes lo ha dicho públicamente el gran conductor que fue, Juan Domingo Perón, en el acto conmemorativo de 1949: “Esas tres etapas vividas por el pueblo argentino: la reforma, el gobierno y la constitución argentina, nos han dado un estado de justicia y un estado de dignidad y nosotros los transformaremos en un estado de trabajo”, es que debemos ponderar a todos aquellos laburantes con la mayor demostración de compromiso y, seguir construyendo, un camino que permita a los que aún no han podido encontrar el empleo, que la dignidad, la construcción social, la consolidación del Estado, las mejoras orgánicas del País, siempre estarán reflejadas en todos ellos.

Muy Feliz Día del Trabajador…