Raros días
vienen sucediendo en el País. Mientras por un lado se encumbran detrás de un
periodista de renombre –que ha modificado enormemente el eje de sus
obligaciones profesionales a cambio de los beneficiosos billetes que, ahora le
suman a sus bolsillos, los mismos grupos concentrados de poder a los que ante
investigaba y denunciaba-, amplios
sectores disconformes con los avances políticos, económicos, sociales y,
culturales que ha adquirido nuestra Nación en la última década mientras que,
por otro lado, se avizora una óptica, con esperanzas, anhelos, deseos,
progresos y mejoras que, durante muchos años habían sido postergadas.
Claro es el
panorama general que se vislumbra. Por un lado un gobierno que genera
inclusión, desarrollo, sustentabilidad y –aunque sea un poco cursi- felicidad
en la gran mayoría del Pueblo. Del otro lado se hallan una variedad de sectores
de diversas proveniencias que, son tan disímiles como contrapuestos y, ni aún
teniendo un proyecto gubernamental con tendencias parecidas (todos ellos
priorizan un modelo social, político y económico tendiente al liberalismo que
nos ha regido durante el término de 12 – 13 años, entre los ´90 y, el año 2003)
son capaces de consolidar un frente que pudiera tener alguna oportunidad
realmente fortalecida, ante la actual gestión del oficialismo nacional.
Si hay algo en
lo que todos estos sectores confluyen es en que, su mayor fortaleza son las
denuncias del comunicador mediático -que realiza en su programa de los domingos
por televisión o, de lunes a viernes en radio o, en su columna del diario más
conocido del país- y, en el conjunto de informadores,
que también trabajan para ese monopolio de medios que, posee algunas
informaciones tan “precisas”, como “híper, re contra chequeadas”, a tal punto,
que todos las operadoras que conforman ese grupo, deben mantenerlo vigente en
todas sus programaciones, durante todo el día. Así mismo, suman entre sí, todas
las críticas contra las medidas tendientes a una mayor inserción de los
sectores más azotados, dentro de un Estado Popular.
De esa manera es
que no se tolera, ni se ve con buenos ojos, la reducción de la pobreza, mayor
cantidad de empleo, la expropiación de empresas nacionales (claramente afecta
intereses corporativos de grandes grupos opresores, de capitales nacionales y
extranjeros, que fugaban los ingresos lejos de nuestras fronteras), la
industrialización estatal, las mejoras económicas, la protección del mercado
interno, la AUH, el programa Conectar Igualdad, la renegociación de la deuda
externa y, por sobre todos los puntos, que la clase media aumentara en los
últimos tiempos, equiparándose más hacia arriba la sociedad argentina, y no,
como desde hace muchos años sucedía, incrementando el número de indigencia.
Tampoco debemos
considerar que, por haber logrado estos progresos, se ha solucionado todo. Aún
hacen falta muchos objetivos colectivos más que, de llegar a concretarse, creo
que, viviríamos en el sueño constante de los revolucionarios históricos.
Utópico sería
que en nuestra República no habláramos de corrupción, de diferencias sociales o
bien, que realmente lleváramos adelante la consiga impulsada por la Jefa de
Estado, “La patria es el otro”. Tampoco creo que, nunca podamos vislumbrar
aquel “Unidos y Organizados” –al menos, entre los 40 millones de compatriotas-,
ya que quienes siguen ponderando las diferencias sociales, aquellos que se
preocupan por la inflación (nunca menor a las paritarias) que, en gran medida
es causada por empresas grandes que regulan los precios y los mercados, o, por
la restricción al dólar (producto de las grandes fugas de capitales que, muchos
de los que intentan devaluar, eliminaron del perímetro argentino) o, limitan
leyes constitucionales que deberían tener vigencia para pluralizar la
información (gracias a cautelares que algunos jueces adeptos, imponen sobre la
Ley de Servicios Audiovisuales), nunca se verán reflejados en los históricos
conceptos del peronismo, nacionalismo y/o, socialismo, desarrollado en algunas
etapas positivas, como la actual, contengan y contemplen, sus intereses.
Los días en la
vida, siguen circulando por ese rumbo. Y, mientras algunos, siguen reteniendo las
materias exportables, siguen encaprichados en caminos de desigualdad, en
mantener las políticas neoliberales a raja tabla y, fueron capaces de desperdiciar
alimentos, parar al País con sus paros y, dividir a la sociedad, el Gobierno
sigue su camino con gestión, inclusión, militancia (desde el 2003 a la fecha,
se retomó aquel bello hábito que, tras la más cruenta dictadura de nuestra
historia –entre 1976 y 1983-, se había visto desvalorizada por completo) y, con
ideas e intentos constantes.
Son dos rumbos
completamente opuestos.
Yo, sigo a favor
del que propone y, trata de idear estrategias nacionales todo el tiempo, en
favor del glorioso Pueblo Argentino.