Ø Por Yasser O. Hase
*
Cómo podrían
callarse los pañuelos? o, cómo se podrían desestimar tantos sueños? o, cómo se
podrían silenciar tantos anhelos? o, cómo se podrían apagar tantas esperanzas?
Simplemente imposible. Jamás han podido lograrlo.
“A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los
compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido…” - Frase empleada en
una canción militante que, nunca han sido más precisas que ahora.
El 24 de Marzo de 1976
Azotaba a
nuestro País el suceso histórico más doloroso de nuestra tradición. Los
militares, tomaban el poder en nuestra tierra por intermedio del más cruento
golpe cívico militar.
La Junta Militar
que asumió el poder, estaba integrada por los más altos mandos de las Fuerzas
Armadas: Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio
Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti,
Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aérea, e inició lo que se
denominaría el "Proceso de Reorganización Nacional".
Antecedentes previos
Los cambios que
se produjeron en la sociedad argentina durante el gobierno de Isabel Perón
fueron determinantes en el agotamiento del régimen democrático inaugurado en
1973, y su derrota por el golpe militar. A comienzos de 1975 se produjo un
agravamiento de la situación económica, causada por la suspensión en el Mercado
Común Europeo de las compras de carnes argentinas, que llevó a la devaluación
del peso, la caída de los salarios reales y el aumento de reclamos sindicales.
Esto ocasionó la renuncia del ministro de economía, Alfredo Gómez Morales, y la
designación en su reemplazo de Celestino Rodrigo, a quien se le encargó
instrumentar un plan económico. Las medidas, anunciadas el 4 de junio,
incluyeron una devaluación superior al 100%, el aumento de los precios del
combustible del 175%, de las tarifas eléctricas el 75%, y aumentos de otros
servicios públicos. Entonces se volvió necesario someter a los dirigentes
sindicales más contestatarios y designar una cúpula sindical dócil. Las medidas
económicas impulsadas fueron un duro golpe a los salarios reales de los
trabajadores e hizo caer en el desprestigio a sindicalistas, otrora combativos,
que tuvieron una actitud dubitativa. La consecuencia de esto fue el
nombramiento de hombres afines del gobierno. Fueron desplazados dirigentes como
Agustín Tosco, del gremio metalúrgico, René Salamanca, de los mecánicos y
Raimundo Ongaro, líder del gremio gráfico. Las medidas tomadas por el nuevo
ministro, conocidas como 'el rodrigazo', generaron muchas protestas obreras ya
que el ministro se negaba a dar aumentos salariales superiores al 38%. Para
imponer las medidas y frenar las protestas, un sector del gobierno se dedicó a
perseguir a intelectuales, artistas y activistas sindicales considerados de
izquierda. Esta persecución ilegal fue llevada a cabo por elementos
clandestinos organizados en la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) dirigidos
desde el Ministerio de Bienestar Social a cargo de la principal figura del
peronismo, el "brujo" José López Rega. La CGT suspendió las
negociaciones paritarias el 5 de junio. Mientras su colaboración con el
gobierno la desprestigiaba vio desplazar a sus hombres del poder, alejados de
puestos en el gobierno. Por ello, la CGT se vio obligada a llevar adelante un
plan de lucha con huelgas generales, movilizaciones y apoyo a reclamos
salariales que desestabilizó al gobierno y precipitó la caída del ministro
López Rega, quien fue destituido el 11 de julio para luego abandonar
precipitadamente el país. Rodrigo fue reemplazado en economía por Antonio
Cafiero, el 14 de agosto de 1975, quien tampoco consiguió un plan económico que
permitiera mejorar la situación de las empresas del país, ya que los
trabajadores no estaban dispuestos a hacer un sacrifico. En 1975, el costo de
vida aumentó 334,8 %, anunciado el 5 de enero del siguiente año. Las cúpulas
empresariales presionaron y exigieron cambios al gobierno. Los grupos de
ultraizquierda profundizaron sus acciones armadas, que aumentaron la confusión
política dando al gobierno la posibilidad de intensificar la represión
indiscriminada. María Estela Martínez de Perón pidió licencia por razones de
salud desde el 13 de septiembre de 1975 hasta el 6 de noviembre de 1975.
Durante el período, Ítalo A. Luder asumió el cargo de presidente provisional
del Senado. El nuevo mandatario reemplazó al ministro del Interior, Vicente
Damasco por Ángel F. Robledo, y procuró ganar el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Para ello envió al Congreso el proyecto de creación del Consejo de Defensa
Nacional y de Seguridad Interior que entregaba a los militares la
responsabilidad total de la lucha contra la subversión armada. Durante los
meses siguientes se incrementaron la inflación, el desempleo y las huelgas.
Entre los trabajadores se intensificaba la organización de sus luchas y algunas
comisiones internas comenzaron a proponer la toma u ocupación de los lugares de
trabajo. La represión ilegal, que se había ensañado contra los dirigentes
sindicales, se tornó ineficaz. Este curso de los acontecimientos asustó a
muchos empresarios que, viendo al gobierno debilitado, atado por los mecanismos
parlamentarios y las necesidades electorales, se inclinaron a favor de un golpe
militar. Los hombres con más sensibilidad política, también percibieron que los
acontecimientos empezaban a favorecer el crecimiento de organizaciones
políticas izquierdistas, con estrategias de poder sustentadas en esas luchas y
en la aparición de coordinadoras de las comisiones internas más activas,
mientras se debilitaba la influencia de los partidos tradicionales. El 7 de
febrero, la UCR advirtió sobre la inminencia de un golpe de Estado ante
"la falencia del PE". Los más amplios sectores populares pasaron de
una actitud de oposición a los militares, que caracterizó la mentalidad de los
años sesenta, a un desprecio al gobierno constitucional y a una disminución de
su participación política, asustados y confundidos por el accionar de la
guerrilla. La política vacilante de la CGT, entre el gobierno peronista y el
apoyo a las luchas de los trabajadores, había ido debilitando la idea, en la
clase media, de que esas luchas pudieran dar solución y traer orden. Los
cambios de rumbo del gobierno de Isabel, las acusaciones de corrupción que se
le hicieron, las devaluaciones de la moneda y el crecimiento de los precios,
fueron ganando entre las clases medias la necesidad de que hubiera un gobierno
fuerte que pusiera las cosas en orden. El golpe se empezó a preparar el 12 de
diciembre de 1975, cuando el brigadier Orlando Capellini hizo el primer
pronunciamiento fallido. El intento fracasó porque todavía no se habían
terminado de consolidar las jefaturas de las Fuerzas Armadas detrás del mismo
objetivo. Pero su acción mostró que, entre los altos oficiales, las condiciones
estaban maduras. Las incógnitas que despertaba entre las cúpulas militares
acerca de cuál sería la reacción social fueron despejadas cuando los estratos
medios de la sociedad reflejaron que no se opondrían a un golpe. Así fue
interpretada, al menos, la indiferencia o simpatía que despertó el alzamiento
de Capellini. Mientras tanto, el periodismo siguió insistiendo en que era
necesario poner orden, fin a la corrupción y facilitar el advenimiento de un
gobierno menos incapaz que el de "Isabelita". El radicalismo, que por
boca de su principal dirigente expresó que, si existía un golpe era por culpa
del gobierno, no estuvo dispuesto a preparar a la población para que se
defendiera. Al contrario, fortaleció el objetivo de los militares. El jefe del
partido radical, Ricardo Balbín, fue claro cuando respondió "no tengo soluciones"
al reclamársele una alternativa frente al golpe. Durante los primeros dos meses
de 1976, estas características se acentuaron y prepararon el escenario del
golpe militar. En el Congreso se multiplicaron los pedidos de renuncia de la
Presidenta como forma de solución de la crisis, durante el 9 de febrero. El 18
de febrero María Estela Martínez de Perón informó que no renunciaría y el 20 de
febrero se convocó a elecciones presidenciales para el 12 de diciembre. Alea
jacta est. El golpe fue preparado con anticipación por las fuerzas armadas. Dos
días antes del 24 de marzo, por ejemplo, ya se realizaban movimientos militares
con la excusa de combatir la subversión ocupando lugares estratégicos.
(Félix Luna,
"Historia Argentina" - 'Gobiernos civiles y golpes
militares.1955-1982').
El golpe de Estado
El 24 de marzo
de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas
Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces
presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo
destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso
Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte
Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de
los partidos políticos. En suma clausuraron las instituciones fundamentales de
la vida democrática.
La Constitución
Nacional –es decir, la ley de leyes de la República Argentina–, dejó de regir
la vida política del país y los ciudadanos quedaron subordinados a las normas
establecidas por los militares. Se inició entonces una dictadura que se instaló
en el gobierno por la fuerza, por medio de lo que se denomina golpe de Estado.
El gobierno de facto estuvo integrado por una Junta Militar que reunía a los
máximos jefes de las tres Fuerzas Armadas: el ex general Jorge Rafael Videla
por el Ejército, el ex almirante Emilio Eduardo Massera por la Marina y el ex
brigadier Orlando Ramón Agosti por la Aeronáutica.
Lo acontecido durante la dictadura… y, lo que
continuó
Como se ve
reflejado, el golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976 no fue un suceso más. Por
el contrario. Fue la más sangrienta manera que tuvieron desde un sector déspota
para tratar de aniquilar las herramientas sociales de igualdad. Fue la forma
más sucia de robar del mundo a 30000 personas, a cientos de miles de ideas –
persiguiendo, encerrando, logrando que se exilien y, expropiando niños de
militantes, estudiantes, pensadores, periodistas, artistas y demás – y, fue
también, la manera más enferma de mantener sometidos a los pueblos de nuestros
continentes.
El Departamento
de Estado de los Estados Unidos sabía de los preparativos del golpe dos meses
antes de que ocurriera.
Dos días tras el
golpe, el Secretario para América Latina, William D. Rogers, declaró «Esta
junta está probando la afirmación de que Argentina no es gobernable [...] Creo
que eso es claramente una opción probable. [...] Creo que debemos esperar
bastante represión, probablemente una buena ración de sangre, en Argentina antes
de que pase mucho tiempo. Creo que van a tener que buscar duro, no sólo a los
terroristas sino a los disidentes de los sindicatos y sus propios partidos». El
secretario de Estado Henry Kissinger estableció que «cualquier oportunidad que
tengan, necesitarán un poco de apoyo. [...] Porque quiero apoyarlos. No quiero
darles la sensación de que son acosados por los Estados Unidos».
En junio de
1976, cuando las violaciones de los derechos humanos por la junta fueron criticadas
en los Estados Unidos, Kissinger reiteró su apoyo a la junta, dirigiéndose
directamente al Ministro de Asuntos Exteriores Argentino Cesar Augusto Guzzetti
en una reunión en Santiago de Chile.
Las medidas
económicas favoreciendo a la compra de elementos extranjeros – perjudicando
considerablemente a las empresas nacionales -, la estatización de deudas de
privados – colaboradores estos del régimen -, la persecución de todos aquellos
que pensaran distinto, de todos los que tuvieron entre sus intenciones obtener
mejoras sociales – llamados subversivos por ellos -, la elevada fuerza brindada
a algunos medios – Clarín y La Nación – y la desaparición de periodistas y
pensadores como Paco Urondo o Rodolfo Walsh (por nombrar a algunos) o, el cura
Enrique Angelelli (oficialmente para la dictadura, fallecido en un accidente) y
muchos otros que también han sido aniquilados según ellos pero, que solamente
se han sembrado para nosotros, fueron muchas de las lamentables consecuencias
que nos ha dejado a nuestra rica historia, la participación de éstos sujetos
que, recién ahora (desde el 2003 con el compromiso asumido por el Dr. Néstor C.
Kirchner, al poco tiempo de asumir y, continuado en el mandato de la Dra.
Cristina Fernández de Kirchner) vemos sentados en los banquillos de acusados,
los vemos ser sentenciados y juzgados, los vemos morir en prisión o, purgar
algo de todo el daño que han realizado.
Se ha visualizado
como han intentado destruir la conducta que movilizaba a la juventud por el
boleto estudiantil, por su participación activa en la población, por sus
energías y ganas de mejorar el mundo; por sus sueños.
También así han
tildado de “locas” y demás calificativos para Las Madres de Plaza de Mayo o, a
“Las Abuelas” por estar ahí presentes siempre. Por tratar de reencontrar a sus
hijos y nietos. Por mantenerse en forma pacífica siempre en sus rondas de la
Plaza.
Como no podía
ser de otra manera, éste sistema de Gobierno tan perverso, no pudo sostener más
tanta corrupción y, lo gota que derramó por completo el vaso en 1982, fue la
Guerra de Malvinas. Al encontrarse ya sin el aporte y el apoyo de los Países
Imperialistas, el régimen del terror debía resignarse a llamar nuevamente a un
Gobierno Democrático. Así es que, el 10 de Diciembre de 1983, asume la
Presidencia de la Nación, el Dr. Raúl R. Alfonsín, comenzando un nuevo proceso
republicano.
Nunca Más
Muy duro ha sido
el deterioro que la dictadura provocó en nuestro País. Mucha ha sido la sangre
derramada. Muchas son las personas que ya no están – sólo de cuerpo presente,
porque los ideales y las convicciones que ellos tuvieron, hoy se ven reflejadas
y sustentadas en millones de jóvenes militantes que, hoy tenemos la misma
bandera de lucha – y, muchos han sido los cambios propiciados.
A pesar de todo
ello, la recuperación de identidad nacional que hemos adquirido desde el 2003,
hasta ahora, podemos considerar todo este camino recorrido como una clara señal
del destino, para unirnos más.
Así es que la
vida nos permite luego de tantos años poder obtener una relación de profundo
respeto entre los que sobrevivieron al golpe y, los nacidos en democracia, en
donde podemos alzar nuevamente los brazos y continuar con la disputa por una
sociedad más justa, libre, soberana, equitativa, independiente de poderes
económicos, de monopolios, de integración. La coexistencia de unos con otros es
la que nos permite nutrirnos día a día de diversas herramientas para poder
seguir construyendo, con democracia, un mejor País. Un País como el que soñaron
todos nuestros compatriotas desaparecidos que, hoy más que nunca, están aquí
PRESENTES, ya que sólo han sido las semillas plantadas para que “Florezcan mil
flores”…
Nunca Más.
* Yasser O. Hase:
Militante
político santafesino;
Referente del
MRS – Movimiento Renovador Santafesino;
Referente del
MFNK – Movimiento Federal Néstor Kirchner Santa Fe;
Escritor,
productor y conductor radial;
Congresal
Provincial de la JP;
Presidente de
FSA – Federación Santafesina de Ajedrez -;
Nacido en
democracia, el 14 de Marzo de 1983.-