domingo, 24 de marzo de 2013

37 años de Memoria… Nunca Más


Ø  Por Yasser O. Hase *


Cómo podrían callarse los pañuelos? o, cómo se podrían desestimar tantos sueños? o, cómo se podrían silenciar tantos anhelos? o, cómo se podrían apagar tantas esperanzas? Simplemente imposible. Jamás han podido lograrlo. 


“A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido…” - Frase empleada en una canción militante que, nunca han sido más precisas que ahora.

El 24 de Marzo de 1976

Azotaba a nuestro País el suceso histórico más doloroso de nuestra tradición. Los militares, tomaban el poder en nuestra tierra por intermedio del más cruento golpe cívico militar.
La Junta Militar que asumió el poder, estaba integrada por los más altos mandos de las Fuerzas Armadas: Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aérea, e inició lo que se denominaría el "Proceso de Reorganización Nacional".


Antecedentes previos

Los cambios que se produjeron en la sociedad argentina durante el gobierno de Isabel Perón fueron determinantes en el agotamiento del régimen democrático inaugurado en 1973, y su derrota por el golpe militar. A comienzos de 1975 se produjo un agravamiento de la situación económica, causada por la suspensión en el Mercado Común Europeo de las compras de carnes argentinas, que llevó a la devaluación del peso, la caída de los salarios reales y el aumento de reclamos sindicales. Esto ocasionó la renuncia del ministro de economía, Alfredo Gómez Morales, y la designación en su reemplazo de Celestino Rodrigo, a quien se le encargó instrumentar un plan económico. Las medidas, anunciadas el 4 de junio, incluyeron una devaluación superior al 100%, el aumento de los precios del combustible del 175%, de las tarifas eléctricas el 75%, y aumentos de otros servicios públicos. Entonces se volvió necesario someter a los dirigentes sindicales más contestatarios y designar una cúpula sindical dócil. Las medidas económicas impulsadas fueron un duro golpe a los salarios reales de los trabajadores e hizo caer en el desprestigio a sindicalistas, otrora combativos, que tuvieron una actitud dubitativa. La consecuencia de esto fue el nombramiento de hombres afines del gobierno. Fueron desplazados dirigentes como Agustín Tosco, del gremio metalúrgico, René Salamanca, de los mecánicos y Raimundo Ongaro, líder del gremio gráfico. Las medidas tomadas por el nuevo ministro, conocidas como 'el rodrigazo', generaron muchas protestas obreras ya que el ministro se negaba a dar aumentos salariales superiores al 38%. Para imponer las medidas y frenar las protestas, un sector del gobierno se dedicó a perseguir a intelectuales, artistas y activistas sindicales considerados de izquierda. Esta persecución ilegal fue llevada a cabo por elementos clandestinos organizados en la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) dirigidos desde el Ministerio de Bienestar Social a cargo de la principal figura del peronismo, el "brujo" José López Rega. La CGT suspendió las negociaciones paritarias el 5 de junio. Mientras su colaboración con el gobierno la desprestigiaba vio desplazar a sus hombres del poder, alejados de puestos en el gobierno. Por ello, la CGT se vio obligada a llevar adelante un plan de lucha con huelgas generales, movilizaciones y apoyo a reclamos salariales que desestabilizó al gobierno y precipitó la caída del ministro López Rega, quien fue destituido el 11 de julio para luego abandonar precipitadamente el país. Rodrigo fue reemplazado en economía por Antonio Cafiero, el 14 de agosto de 1975, quien tampoco consiguió un plan económico que permitiera mejorar la situación de las empresas del país, ya que los trabajadores no estaban dispuestos a hacer un sacrifico. En 1975, el costo de vida aumentó 334,8 %, anunciado el 5 de enero del siguiente año. Las cúpulas empresariales presionaron y exigieron cambios al gobierno. Los grupos de ultraizquierda profundizaron sus acciones armadas, que aumentaron la confusión política dando al gobierno la posibilidad de intensificar la represión indiscriminada. María Estela Martínez de Perón pidió licencia por razones de salud desde el 13 de septiembre de 1975 hasta el 6 de noviembre de 1975. Durante el período, Ítalo A. Luder asumió el cargo de presidente provisional del Senado. El nuevo mandatario reemplazó al ministro del Interior, Vicente Damasco por Ángel F. Robledo, y procuró ganar el apoyo de las Fuerzas Armadas. Para ello envió al Congreso el proyecto de creación del Consejo de Defensa Nacional y de Seguridad Interior que entregaba a los militares la responsabilidad total de la lucha contra la subversión armada. Durante los meses siguientes se incrementaron la inflación, el desempleo y las huelgas. Entre los trabajadores se intensificaba la organización de sus luchas y algunas comisiones internas comenzaron a proponer la toma u ocupación de los lugares de trabajo. La represión ilegal, que se había ensañado contra los dirigentes sindicales, se tornó ineficaz. Este curso de los acontecimientos asustó a muchos empresarios que, viendo al gobierno debilitado, atado por los mecanismos parlamentarios y las necesidades electorales, se inclinaron a favor de un golpe militar. Los hombres con más sensibilidad política, también percibieron que los acontecimientos empezaban a favorecer el crecimiento de organizaciones políticas izquierdistas, con estrategias de poder sustentadas en esas luchas y en la aparición de coordinadoras de las comisiones internas más activas, mientras se debilitaba la influencia de los partidos tradicionales. El 7 de febrero, la UCR advirtió sobre la inminencia de un golpe de Estado ante "la falencia del PE". Los más amplios sectores populares pasaron de una actitud de oposición a los militares, que caracterizó la mentalidad de los años sesenta, a un desprecio al gobierno constitucional y a una disminución de su participación política, asustados y confundidos por el accionar de la guerrilla. La política vacilante de la CGT, entre el gobierno peronista y el apoyo a las luchas de los trabajadores, había ido debilitando la idea, en la clase media, de que esas luchas pudieran dar solución y traer orden. Los cambios de rumbo del gobierno de Isabel, las acusaciones de corrupción que se le hicieron, las devaluaciones de la moneda y el crecimiento de los precios, fueron ganando entre las clases medias la necesidad de que hubiera un gobierno fuerte que pusiera las cosas en orden. El golpe se empezó a preparar el 12 de diciembre de 1975, cuando el brigadier Orlando Capellini hizo el primer pronunciamiento fallido. El intento fracasó porque todavía no se habían terminado de consolidar las jefaturas de las Fuerzas Armadas detrás del mismo objetivo. Pero su acción mostró que, entre los altos oficiales, las condiciones estaban maduras. Las incógnitas que despertaba entre las cúpulas militares acerca de cuál sería la reacción social fueron despejadas cuando los estratos medios de la sociedad reflejaron que no se opondrían a un golpe. Así fue interpretada, al menos, la indiferencia o simpatía que despertó el alzamiento de Capellini. Mientras tanto, el periodismo siguió insistiendo en que era necesario poner orden, fin a la corrupción y facilitar el advenimiento de un gobierno menos incapaz que el de "Isabelita". El radicalismo, que por boca de su principal dirigente expresó que, si existía un golpe era por culpa del gobierno, no estuvo dispuesto a preparar a la población para que se defendiera. Al contrario, fortaleció el objetivo de los militares. El jefe del partido radical, Ricardo Balbín, fue claro cuando respondió "no tengo soluciones" al reclamársele una alternativa frente al golpe. Durante los primeros dos meses de 1976, estas características se acentuaron y prepararon el escenario del golpe militar. En el Congreso se multiplicaron los pedidos de renuncia de la Presidenta como forma de solución de la crisis, durante el 9 de febrero. El 18 de febrero María Estela Martínez de Perón informó que no renunciaría y el 20 de febrero se convocó a elecciones presidenciales para el 12 de diciembre. Alea jacta est. El golpe fue preparado con anticipación por las fuerzas armadas. Dos días antes del 24 de marzo, por ejemplo, ya se realizaban movimientos militares con la excusa de combatir la subversión ocupando lugares estratégicos.
(Félix Luna, "Historia Argentina" - 'Gobiernos civiles y golpes militares.1955-1982').

El golpe de Estado

El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de los partidos políticos. En suma clausuraron las instituciones fundamentales de la vida democrática.

La Constitución Nacional –es decir, la ley de leyes de la República Argentina–, dejó de regir la vida política del país y los ciudadanos quedaron subordinados a las normas establecidas por los militares. Se inició entonces una dictadura que se instaló en el gobierno por la fuerza, por medio de lo que se denomina golpe de Estado. El gobierno de facto estuvo integrado por una Junta Militar que reunía a los máximos jefes de las tres Fuerzas Armadas: el ex general Jorge Rafael Videla por el Ejército, el ex almirante Emilio Eduardo Massera por la Marina y el ex brigadier Orlando Ramón Agosti por la Aeronáutica.






Lo acontecido durante la dictadura… y, lo que continuó

Como se ve reflejado, el golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976 no fue un suceso más. Por el contrario. Fue la más sangrienta manera que tuvieron desde un sector déspota para tratar de aniquilar las herramientas sociales de igualdad. Fue la forma más sucia de robar del mundo a 30000 personas, a cientos de miles de ideas – persiguiendo, encerrando, logrando que se exilien y, expropiando niños de militantes, estudiantes, pensadores, periodistas, artistas y demás – y, fue también, la manera más enferma de mantener sometidos a los pueblos de nuestros continentes.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos sabía de los preparativos del golpe dos meses antes de que ocurriera.
Dos días tras el golpe, el Secretario para América Latina, William D. Rogers, declaró «Esta junta está probando la afirmación de que Argentina no es gobernable [...] Creo que eso es claramente una opción probable. [...] Creo que debemos esperar bastante represión, probablemente una buena ración de sangre, en Argentina antes de que pase mucho tiempo. Creo que van a tener que buscar duro, no sólo a los terroristas sino a los disidentes de los sindicatos y sus propios partidos». El secretario de Estado Henry Kissinger estableció que «cualquier oportunidad que tengan, necesitarán un poco de apoyo. [...] Porque quiero apoyarlos. No quiero darles la sensación de que son acosados por los Estados Unidos».
En junio de 1976, cuando las violaciones de los derechos humanos por la junta fueron criticadas en los Estados Unidos, Kissinger reiteró su apoyo a la junta, dirigiéndose directamente al Ministro de Asuntos Exteriores Argentino Cesar Augusto Guzzetti en una reunión en Santiago de Chile.


Las medidas económicas favoreciendo a la compra de elementos extranjeros – perjudicando considerablemente a las empresas nacionales -, la estatización de deudas de privados – colaboradores estos del régimen -, la persecución de todos aquellos que pensaran distinto, de todos los que tuvieron entre sus intenciones obtener mejoras sociales – llamados subversivos por ellos -, la elevada fuerza brindada a algunos medios – Clarín y La Nación – y la desaparición de periodistas y pensadores como Paco Urondo o Rodolfo Walsh (por nombrar a algunos) o, el cura Enrique Angelelli (oficialmente para la dictadura, fallecido en un accidente) y muchos otros que también han sido aniquilados según ellos pero, que solamente se han sembrado para nosotros, fueron muchas de las lamentables consecuencias que nos ha dejado a nuestra rica historia, la participación de éstos sujetos que, recién ahora (desde el 2003 con el compromiso asumido por el Dr. Néstor C. Kirchner, al poco tiempo de asumir y, continuado en el mandato de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner) vemos sentados en los banquillos de acusados, los vemos ser sentenciados y juzgados, los vemos morir en prisión o, purgar algo de todo el daño que han realizado.

Se ha visualizado como han intentado destruir la conducta que movilizaba a la juventud por el boleto estudiantil, por su participación activa en la población, por sus energías y ganas de mejorar el mundo; por sus sueños.
También así han tildado de “locas” y demás calificativos para Las Madres de Plaza de Mayo o, a “Las Abuelas” por estar ahí presentes siempre. Por tratar de reencontrar a sus hijos y nietos. Por mantenerse en forma pacífica siempre en sus rondas de la Plaza.


Como no podía ser de otra manera, éste sistema de Gobierno tan perverso, no pudo sostener más tanta corrupción y, lo gota que derramó por completo el vaso en 1982, fue la Guerra de Malvinas. Al encontrarse ya sin el aporte y el apoyo de los Países Imperialistas, el régimen del terror debía resignarse a llamar nuevamente a un Gobierno Democrático. Así es que, el 10 de Diciembre de 1983, asume la Presidencia de la Nación, el Dr. Raúl R. Alfonsín, comenzando un nuevo proceso republicano.



Nunca Más

Muy duro ha sido el deterioro que la dictadura provocó en nuestro País. Mucha ha sido la sangre derramada. Muchas son las personas que ya no están – sólo de cuerpo presente, porque los ideales y las convicciones que ellos tuvieron, hoy se ven reflejadas y sustentadas en millones de jóvenes militantes que, hoy tenemos la misma bandera de lucha – y, muchos han sido los cambios propiciados.

A pesar de todo ello, la recuperación de identidad nacional que hemos adquirido desde el 2003, hasta ahora, podemos considerar todo este camino recorrido como una clara señal del destino, para unirnos más.

Así es que la vida nos permite luego de tantos años poder obtener una relación de profundo respeto entre los que sobrevivieron al golpe y, los nacidos en democracia, en donde podemos alzar nuevamente los brazos y continuar con la disputa por una sociedad más justa, libre, soberana, equitativa, independiente de poderes económicos, de monopolios, de integración. La coexistencia de unos con otros es la que nos permite nutrirnos día a día de diversas herramientas para poder seguir construyendo, con democracia, un mejor País. Un País como el que soñaron todos nuestros compatriotas desaparecidos que, hoy más que nunca, están aquí PRESENTES, ya que sólo han sido las semillas plantadas para que “Florezcan mil flores”…




Nunca Más.

  
* Yasser O. Hase:

Militante político santafesino;
Referente del MRS – Movimiento Renovador Santafesino;
Referente del MFNK – Movimiento Federal Néstor Kirchner Santa Fe;
Escritor, productor y conductor radial;
Congresal Provincial de la JP;
Presidente de FSA – Federación Santafesina de Ajedrez -;
Nacido en democracia, el 14 de Marzo de 1983.-