domingo, 28 de abril de 2013

Si 10 Años después, te vuelvo a encontrar…

> Por Yasser O. HASE


“En Santa Fe las aguas cubren
sueños de niños desolados
y ahogan con furia incontenible
las penas de los evacuados.
Un ángel se desploma en llanto
cuando descubre el desvarío
del ala oscura del Salado
que tapa todo lo querido”


(Víctor Heredia, verso agregado a la canción "Cita con ángeles", de Silvio Rodríguez. Pertenece al CD solidario "Canciones con Santa Fe").



Agua que caes del cielo, nos haces tanto bien en muchos momentos de la vida…
Agua que refrescas y que produces…
Agua que nos cambiaste la vida…
Esa lluvia que tantas veces ha sido bien recibida, en aquella ocasión, era la más perfecta  ayuda a la destrucción de la vida de muchos santafesinos. Era la que sepultaba bajo su potencia, los sacrificios humanos de muchos años, los sueños que quedaría inconclusos de los niños y jóvenes; también desgarraba para siempre las almas de miles de ciudadanos que veían como esta vez, el azote impartido por la inclemencia climática, terminaba por derribar sus vidas.

Ese 29 de abril, no sería un día más. Ese día se combinaban las gotas que bajaban del gran manto que recubre nuestras noches, con las que circulaban por nuestras calles, viviendas y corazones, tras haber sido facilitado su camino por la deficiencia de obras que los gobernantes – y funcionarios incapaces – no realizaron durante las diversas gestiones y, la potencia arrasadora que ese día traían las aguas a nuestra Santa Fe.


La historia que contaremos permite evocar una genial y vieja película de Fernando Birri, “Los inundados”, donde uno de los personajes reivindicaba con fuerza su condición: somos inundados, señor.

El 29 de abril de 2003 el desborde del Rio Salado, terminó con un tercio de la ciudad de Santa Fe bajo agua, 25 muertos, más de 150 mil afectados y daños por más de 300 millones de dólares. Tras el desastre 500 personas estaban “desencontradas”.
Como dice la sentencia del Juez Patrizzi, dictada el 21 de abril de 2006, La creciente del río salado se debió fundamentalmente a las intensas precipitaciones que hubo entre los días 23 al 29 de abril, en la Provincia de Santa Fe, en la cuenca inferior del Río Salado que aumentaron considerablemente su caudal. La crecida del Río Salado superó ampliamente en caudal y velocidad de crecimiento las máximas históricas conocidas: por la ruta provincial 70 pasaron en 1973 y 1998 un caudal pico de 2600 m3/s y en abril de 2003 pasaron 4000 m3/s. El jueves 24, el río Salado transportaba en Esperanza 750 m3/s, y las lluvias de los días 23 a 29 de abril hicieron que creciera hasta 4000 m3/s el martes 29 de abril" (fs. 1 de Aspectos más relevantes de lo actuado como Director Provincial de Obras Hidráulicas - Crecida del Río Salado en Santa Fe en abril de 2003).
En su fría descripción técnica, la citada sentencia también dice que “la inundación de la ciudad de Santa Fe que en líneas generales puede resumirse del siguiente modo: el día 27 de abril los niveles del río Salado superaron la cota mínima de la defensa, por la brecha existente entre el extremo norte del tramo II y las instalaciones del Hipódromo, en forma de manto a partir de la calle Gorostiaga; el 28 de abril ya el ingreso de las aguas por calle Gorostiaga resulta más importante. El agua ocupa terrenos aledaños al Hipódromo, encauzándose aguas abajo por la traza de la Avda. Circunvalación Oeste. En horas de la tarde se inicia un proceso de erosión sobre el extremo norte del terraplén de defensa (tramo II), con el consecuente incremento del ancho de ingreso del flujo a la ciudad. Se ocupan sectores aledaños a la autopista y la Avda. Perón; el día 29 de abril se produce un progresivo avance de las aguas hacia la zona sur de la ciudad con un importante nivel de anegamiento en el frente norte de la autopista Santa Fe - Rosario e ingreso de excedentes desde el norte hacia el sur en la intersección de la Avda. Pte. Perón y calle Iturraspe; al mediodía las aguas avanzan ocupando parte del Bo. Villa del Parque, llegando el agua pasadas las 14,00 hs. al Hospital de Niños "Dr. Orlando Alassia". Al promediar la tarde el agua había alcanzado sectores de los barrios Chalet y Centenario; el día 30 de abril en la madrugada, los niveles de agua en la zona de calle Mendoza y en sectores del radio céntrico, se encontraban por encima de los 2,50 mts.; en la mañana hay importantes anegamientos en la zona del Bo. Centenario, encontrándose cortada la Avda. Circunvalación en varios puntos. Se efectúan cortes en la Avda. Mar Argentino y en el tramo I del Terraplén de defensa Oeste (Irigoyen); hay anegamientos en la zona céntrica de la ciudad; el jueves 1º de mayo se continúa con las tareas de apertura de las defensas de la ciudad. Los cortes de los terraplenes sobre Avda. Mar Argentino, a la altura de Puerto Piojo, y el terraplén Irigoyen, generaron una condición de escurrimiento desde el casco urbano hacia el río, permitiendo que gradualmente descendieran los niveles en el interior del recinto conformado por los terraplenes de defensa (Perica de Bacchiega, Bertoni y Maza págs. 17/19 del resumen ejecutivo)”.




Además del agua, ¿hay algún responsable?
“El Ministerio de Obras, Servicios Públicos y Vivienda se ha propuesto como objetivo replantear la planificación general de los estudios y de las obras a ejecutar, para definir, en una visión más amplia, el conjunto de las prioridades existentes en función de las necesidades, de los recursos disponibles y de su programación en el tiempo”, decía el Informe a la Asamblea Legislativa de Santa Fe, en la inauguración del 119º período de sesiones ordinarias el primero de mayo de 2001.
El gobernador era Carlos Reutemann y en el subtítulo dedicado a “obras hidráulicas” se destacaba que “la definición del proyecto ejecutivo para resolver, en forma definitiva, el abastecimiento de agua potable en 151 localidades del oeste provincial a través de la alternativa que resulte de un análisis comparativo técnico, económico y ambiental”.
También se anunciaba “la continuación del programa de saneamiento y de defensas hídricas para resolver los inconvenientes que afectan las áreas productivas y urbanas de la provincia. En esa línea se inscribe la reglamentación de la ley 11.730, de regulación de uso del suelo en áreas inundables”.
En el apartado dedicado a la Dirección Provincial de Obras Hidráulicas Servicio Provincial de Agua Rural se afirmaba que “un aspecto fundamental para el desempeño de este organismo son las condiciones imperantes que afectan no solo al territorio provincial sino también al país. La gran variabilidad en la distribución -en cantidad y tiempo- de las precipitaciones ha provocado situaciones extremas -inundaciones y sequías- en numerosas regiones del ámbito provincial, en ciertos casos en forma simultánea, que obliga a actuar en una permanente situación de emergencia hídrica”.
Tal situación, seguía el informe presentado por el gobernador a la Asamblea Legislativa, “provoca un continuo ajuste de las medidas destinadas al manejo y control de excedentes y déficit hídrico, de allí que para lograr una mayor efectividad de las diferentes líneas de acción se trabajó y se trabajará” en distintos puntos que entonces fueron descriptos.
Entre otros: “Se activaron las tareas a través de los Comités de Cuencas interjurisdiccionales y con las provincias vecinas, como ejemplo de ello se puede citar: Comité Interjurisdiccional del río Pasaje-Juramento-Salado: el tema básico representa la compleja distribución de caudales para cada provincia y con usos múltiples. Se logró un significativo avance sobre el estudio de pérdidas de caudales, con la participación de la Universidad Nacional de Córdoba”.
Tres años después el Salado se llevó cada una de estas palabras al fondo de la ciudad inundada.
No se supo dónde fue a parar aquel “significativo avance sobre el estudio de pérdida de caudales” que se hizo con los investigadores de la universidad cordobesa.
Tampoco se encontró el relevamiento de los trabajos que supuestamente se hicieron en la zona oeste de la provincia, territorio atravesado por las aguas del Salado.
En diciembre de 2002, el gobierno de Reutemann redobló la apuesta informativa sobre las obras realizadas desde 1999 y presentó un balance de gestión.
Dentro del segmento dedicado a las “obras hidráulicas” lo único que se destaca en relación a lo citado en el informe de 2001 con respecto a las inundaciones en lugares cercanos a la ciudad capital es el “refuerzo de defensas en las localidades de Saladero Cabal, Helvecia, San José del Rincón y La Guardia Centro” y la “canalización y obras de artes en Cuenca del Arroyo de las Conchas”. Entre las obras ejecutadas se señalaba la “reconstrucción Puente Colgante y obras complementarias”.
En el capítulo dedicado a Medio Ambiente se lee que se trabajó “en el diseño de una política de planificación ambiental, entendida como punto de partida en el camino hacia el desarrollo sustentable y como un proceso participativo e integrador que opera sobre lo económico, lo social y lo ambiental”.
Ni una sola línea vinculada a las inundaciones. Aunque hay un párrafo que sobresale por su desparpajo: “Hemos realizado numerosos ensayos en nuestro laboratorio, tendientes al control ambiental de calidad de suelo, agua, efluentes industriales y control de la contaminación de cursos superficiales y profundos de agua. También brindamos asesoramiento y efectuamos tareas para terceros como un servicio sin cargo para la comunidad, alcanzando a hospitales, escuelas, municipios y comunas y distintas dependencias oficiales”.
Si los laboratorios estudiaban la calidad del agua alguien debió darse cuenta del caudal de los ríos que recorren la geografía provincial.
Si alguien asesoró durante tres años a las distintas instituciones mencionadas es porque se tenía un permanente relevamiento informativo sobre lo que ocurría con y en los recursos y accidentes naturales de la provincia.
Pero además de las conjeturas hubo advertencias ciertas. La sentencia citada trascribe las constancias de un expediente: “Desde el último trimestre de 2002 se produjeron lluvias en la provincia de Santa Fe, superiores a las medias históricas, y que requirieron atención de emergencia por la afectación económica y social que generaron. La situación comenzó a agravarse en el mes de abril cuando las intensas precipitaciones no solo anegaron campos en la parte norte de la Provincia, particularmente el arco ribereño de la cuenca del Río Salado y los afluentes a ésta, llegando a inundar zonas urbanas, aislando comunidades al hacerse intransitables los caminos, cortarse rutas primarias y secundarias, dañarse puentes y desbordarse los cauces" ; en el Expte 653/03 "Ministerio Público Fiscal s/ Eleva actuaciones preliminares en Emergencia Hídrica" (Río Salado)" del Juzgado Federal Nº: 1 Santa Fe - Secretaría Penal).
Y el riesgo no era inadvertido. Singularmente en un video del 26 de abril de 2003 (tres días antes de la catástrofe) Reutemann dice que se iban a producir 'miles de evacuados' en los barrios del oeste de la ciudad de Santa Fe. De igual modo, el entonces intendente Álvarez en la emisora LT10 formulo declaraciones (en el amanecer del 29 de abril de 2003) que nadie desmintió. Álvarez pidió a la gente se quedara en su casa (porque los barrios del suroeste no se iban a inundar) y nadie lo desmintió. Y eso fue refrendado a las 6 de la tarde por el mismo Reutemann cuando lanzó un comunicado del gobierno de la provincia, que la gente se tenía que quedar en su domicilio. El primer muerto se produjo a las 16.30. Y a partir de las 20.30, los muertos se sumaron en los barrios Centenario, Chalet y San Lorenzo que recibieron el golpe más fuerte de la inundación.





29 de Abril de 2013

Ya transcurrida una década de aquella inolvidable y catastrófica jornada, en Santa Fe la herida que se abrió en ese momento, nunca cicatrizó y, jamás sanará en forma definitiva. Producto de que hasta el momento, aún no se ha podido encontrar dentro de la gran cantidad de culpables, se condenase a nadie y, mucho menos, se haga justicia.
Tras el sufrimiento desatado por semejante episodio, la mayoría de los Ciudadanos, aún intentan encontrar las respuestas a las fatalidades padecidas.

 Perdidos en la noche, en la inmensidad de los recuerdos, de los sonidos dilapidados, de los anhelos destrozados; los mayores damnificados prueban con superadora fuerza de voluntad, que se puede seguir adelante gracias a la infalible necesidad de hallar a los culpables de que los elementos de defensa necesarios para que no hubiera podido desatarse tal tormento, estén juzgados, condenados y, pagando bajo rejas por el perjuicio y daño generado a nuestros ausentes y, a lo que los presentes nunca podrán recuperar. Su tiempo y sus vidas.

EMPEZAR DE NUEVO...

Yo le tenía miedo a la oscuridad,
Hasta que las noches se hicieron largas y sin luz.
Yo no resistía el frío fácilmente,
Hasta que aprendí a subsistir en ese estado.
Yo le tenía miedo a los muertos,
Hasta que tuve que dormir en el cementerio.
Más aún, yo le tenía miedo al espanto,
Hasta que tuve que dormir en el crematorio.
Yo sentía rechazo por los rosarinos y por los porteños,
Hasta que me dieron abrigo y alimento.
Yo sentía rechazo por los judíos,
Hasta que le dieron medicamentos a mis hijos.
Yo lucía vanidoso mi pullover nuevo,
Hasta que se lo di a un niño con hipotermia.
Yo elegía cuidadosamente mi comida,
Hasta que tuve hambre.
Yo desconfiaba de la tez cobriza,
Hasta que un brazo fuerte me sacó del agua.
Yo creía haber visto muchas cosas,
Hasta que vi a mi pueblo deambulando sin rumbo por las calles.
Yo no quería al perro de mi vecino,
Hasta que aquella noche lo sentí llorar hasta ahogarse.
Yo no me acordaba de los ancianos,
Hasta que tuve que participar en los rescates.
Yo no sabía cocinar,
Hasta que tuve frente a mí una olla con arroz y niños con hambre.
Yo creía que mi casa era más importante que las otras,
Hasta que todas quedaron cubiertas por las aguas.
Yo estaba orgulloso de mi nombre y apellido,
Hasta que todos nos transformamos en seres anónimos.
Yo casi no escuchaba radio,
Hasta que fue la que mantuvo viva mi energía.
Yo criticaba a los bulliciosos estudiantes,
Hasta que de a cientos me tendieron sus manos solidarias.
Yo estaba bastante seguro de cómo serían mis próximos años,
Pero ahora ya no tanto.
Yo vivía en una comunidad con una clase política,
Pero ahora espero que se la haya llevado la corriente.
Yo no recordaba el nombre de todas las provincias,
Pero ahora las tengo a todas en mi corazón.
Yo no tenía buena memoria,
Tal vez por eso ahora no recuerde a todos,
Pero tendré igual lo que me queda de vida para agradecer a todos.
Yo no te conocía,
Ahora eres mi hermano.
Teníamos un río,
Ahora somos parte de él.
Es la mañana.
Ya salió el sol y no hace tanto frío.
Gracias a Díos.
Vamos a empezar de nuevo.



 Carlos Guillermo Garibay
Santa Fe, Mayo 2, 2003.