lunes, 17 de septiembre de 2012

Carlos Heller: “El proyecto de ley de Servicios Financieros -en línea con la reforma de la Carta Orgánica del BCRA- tiene como eje la democratización del acceso a los servicios financieros”. Entrevista al Diputado Nacional de Nuevo Encuentro-FpV


Entrevistamos en exclusiva a Carlos Heller, Diputado Nacional del Frente Nuevo Encuentro -en alianza con el Frente para la Victoria- por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es fundador y actual Presidente del Banco Credicoop, entidad cooperativa en la cual anteriormente se desempeñó como Gerente General. De larga trayectoria como dirigente social en el Movimiento Cooperativo, en esta oportunidad opina sobre la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y explica su proyecto de ley de servicios financieros que establece, entre otros objetivos, orientar parte del crédito a las micro, pequeñas y medianas empresas y colocar límites a las tasas de interés. También señala la importancia de profundizar los lazos entre los países de la región y destaca que la creación del Banco del Sur permitirá desarrollar canales de articulación productiva y será una herramienta contra la volatilidad externa. Leer más.
¿Qué opina de la reciente reforma de la Carta Orgánica del BCRA?
Me parece una medida trascendental de este gobierno porque apunta a desmantelar parte del ideario neoliberal que pregona la existencia de un Banco Central preocupado exclusivamente por la inflación, y por su independencia absoluta respecto al resto de las políticas económicas; una postura profundamente elitista que desvincula el accionar de la autoridad monetaria de los gobiernos elegidos democráticamente y quita de la órbita gubernamental uno de los resortes fundamentales de la gestión macroeconómica. La nueva Carta Orgánica fija sus objetivos en el fomento de la política monetaria, pero también de la financiera, del empleo y del desarrollo económico con equidad social, en el marco de las políticas establecidas por el Gobierno Nacional, y recupera herramientas de orientación del crédito y de regulación de tasas de interés y demás costos y plazos. Estas definiciones indican una recuperación de soberanía del Estado Nacional sobre la política monetaria, financiera y crediticia. En el mismo sentido de recuperar soberanía se inscribe la decisión de romper con la visión nefasta de que las reservas de divisas que el país posee deben dedicarse a cubrir íntegramente la base monetaria, que se logró con la modificación de la Ley de Convertibilidad, además de ampliar la utilización de Reservas Internacionales para cancelar deuda pública externa. La modificación de la Carta Orgánica está en línea con el espíritu de nuestro proyecto de Ley de Servicios Financieros.
¿Cuáles son los principales ejes de su proyecto de Ley de Servicios financieros?
El Proyecto modifica el espíritu de la ley de entidades Financieras 21.526 vigente desde la última dictadura. En lo esencial se busca pasar de una ley pensada para bancos, como ocurre actualmente, a una legislación que privilegie las necesidades de los usuarios de los servicios financieros y que contribuya al desarrollo económico y social.
Un eje importante es la democratización del acceso a los servicios financieros, para lo cual se plantean normas de orientación del crédito y límites a las tasas de interés activas. También se establece un listado de servicios esenciales que las entidades deberán ofrecer dirigidos hacia los sectores de menores ingresos de la población, para los que se fijarán pautas operativas determinadas y un nivel máximo de comisiones. Se apunta a la protección del usuario de los servicios financieros, para lo cual se crea en el ámbito del Banco Central una Defensoría del Usuario de Servicios Financieros. Esta norma es coincidente con la reciente creación de la Gerencia Principal de protección al Usuario de Servicios Financieros por parte del Banco Central, pero nuestro proyecto avanza aún más: establece que los bancos deberán crear un Departamento de Atención al Usuario de Servicios Financieros, de acuerdo con la reglamentación que establezca el BCRA. Se incorpora además un listado taxativo de operaciones para los bancos comerciales con el criterio de “banca universal”, abandonando el criterio actual de admitir toda operatoria que no se encuentre expresamente prohibida. Entre otras cuestiones, el proyecto instaura un fuerte fomento a la actividad financiera en las localidades de menor desarrollo relativo del interior, un objetivo incorporado también en la nueva Carta Orgánica del BCRA. Se incorpora una definición precisa para diferenciar las entidades de capital nacional y las de capital extranjero y se establece la obligatoriedad de que el Poder Ejecutivo sea el que autorice el funcionamiento de las nuevas entidades financieras del exterior
¿En qué se modificaría el rol de los bancos privados y cómo lograr que orienten una mayor cantidad de fondos hacia el financiamiento del sector productivo?
Los recursos financieros que administran los bancos poseen un carácter estratégico en términos de desarrollo económico y social y no resulta sensato que sean asignados por la lógica lucrativa de los mercados. Esto lleva, por ejemplo, a que las Pymes se hayan visto sistemáticamente postergadas como sujetos de crédito, y se privilegie el financiamiento del consumo y los préstamos a grandes empresas. Es por eso que nuestro proyecto apunta a orientar el crédito y colocar límites a las tasas de interés. Entre otras regulaciones, se establece la obligación para cada banco de destinar, como mínimo, el 48 por ciento de su cartera a préstamos a las micro, pequeñas y medianas empresas, y a  los préstamos para la construcción, compra y refacción de viviendas únicas familiares, por montos inferiores a los 500.000 pesos, y un 2 por ciento para financiar a microemprendedores. Complementariamente, se induce un mayor dinamismo de la oferta de préstamos para la vivienda, con el objeto de contribuir a resolver el déficit habitacional para el segmento de la población con cierta capacidad de ahorro. También se establece un costo financiero total máximo para los sectores más desprotegidos, micro y pequeñas empresas, los destinados a la construcción, compra y refacción  de viviendas únicas familiares por un monto máximo de 300.000 pesos y préstamos personales hasta 150.000 pesos. Este costo no podrá exceder en una proporción del 20 por ciento adicional el Costo Financiero Total Medio del sistema financiero, correspondiente a estas líneas de préstamo.
Usted ha hecho hincapié en profundizar el proyecto de integración regional. ¿Qué opina del proyecto de creación del Banco del Sur y qué otras medidas considera posibles para generar herramientas que permitan una mayor articulación productiva?
El Banco del Sur debe ser visto como un instrumento emergente de un nuevo estilo de integración que nació con el advenimiento de gobiernos populares en América Latina, y está llamado a ser uno de los hitos fundamentales de esta integración. Resulta imprescindible acelerar su puesta en funcionamiento ya que el Banco del Sur ayudará a fortalecer la integración regional mediante la creación de una nueva institución común, que tiene como objeto servir al financiamiento del desarrollo de los países de Unasur y de políticas compartidas. Más en general, la crisis financiera internacional hace más urgente que nunca que la Argentina y la región dupliquen las herramientas comunes para enfrentar la volatilidad externa y las posibles consecuencias sobre los sistemas financieros locales. En este contexto, es importante seguir incentivando el comercio intra-regional, con un carácter mutuamente beneficioso, considerando las asimetrías existentes entre los países, y que confluya hacia la complementación socio-productiva, sobre las bases de la cooperación, aprovechamiento de las capacidades y potencialidades existentes en la región, así como en el uso sustentable de los recursos naturales y la generación de empleos. Tras la reciente incorporación de Venezuela al Mercosur, la firma de acuerdos en el segmento hidrocarburífero entre YPF y PDVSA constituye un claro ejemplo de políticas que apuntan a la articulación productiva y a evitar cuellos de botella que limitan el crecimiento.
¿Cómo analiza la crisis europea, las soluciones propuestas por sus líderes y el hecho de que nada se ha hecho por regular la actividad financiera?
La crisis europea puede explicarse a raíz de la conformación de una zona monetaria común, como la del euro, en un marco donde existen profundas heterogeneidades y diferencias de productividad entre países, que benefició a las economías más poderosas, como Alemania, en desmedro de las de la periferia. Cabe subrayar que la creación del euro implicó resignar toda la soberanía monetaria y cambiaria en manos del Banco Central Europeo, abortando cualquier posibilidad para la periferia de dinamizar sus exportaciones y su consumo interno a través de la devaluación y la emisión de dinero. En este marco, el endeudamiento privado fue el encargado de sostener el gasto doméstico, pero a costa de un incremento de la fragilidad financiera. Las medidas actuales son contraproducentes, porque al apuntar a reducir los déficit fiscales dañan aún más la actividad económica, el propio frente fiscal, y el bienestar de los ciudadanos, sin apuntar a la raíz del problema, que es el problema del endeudamiento privado y la desregulación de las transacciones financieras.
¿Cómo protegerse -tanto en Argentina como en el resto de América Latina- de la crisis y la especulación financiera?
Si bien la teoría del desacople no se ha comprobado en los hechos y resulta imposible aislarse completamente de los efectos de la crisis, algunas herramientas pueden contribuir a reducir sus impactos. El desendeudamiento registrado en Argentina y en muchos otros países de la región, ha acotado considerablemente el contagio financiero, aunque los principales riesgos se presentan en el frente comercial. Hoy en día se aplican políticas anticíclicas a escala nacional que contribuyen a suavizar el impacto sobre el nivel de actividad, y también han cobrado impulso medidas de protección comercial para preservar el empleo doméstico. Esta postura debe ser necesariamente complementada con un enfoque que busque profundizar aún más los lazos entre los países de la región para amortiguar los efectos de la crisis de manera conjunta.
¿Cuáles considera son los principales desafíos hacia la profundización del modelo de desarrollo con inclusión iniciado en 2003?
Un plano de análisis podría pensarse desde lo que todavía resta por hacer para avanzar hacia una sociedad más igualitaria, hacia una economía más equilibrada y sustentable. Involucra, entre otras cuestiones, seguir avanzando en las modificaciones necesarias de la estructura productiva, más integrada, generadora de mayor valor agregado, con un componente tecnológico y de innovación importante, contribuyendo así a mejorar la distribución del ingreso y a reducir la informalidad laboral. También hay que apuntar a aquellas reformas necesarias en el plano fiscal, a través de una profunda reforma tributaria de carácter progresivo, a desmantelar los últimos resabios legales del neoliberalismo, como es la actual ley de Entidades Financieras, o los tratados bilaterales de inversión, que deben ser derogados.
Después está el plano de la disputa, ya que el camino a recorrer presenta dificultades y desafíos. Pero todo momento de cambio está lleno de tensiones. Cuando se habla de ánimos crispados, habría que preguntarse de quién es la crispación. Si de quienes proponemos los cambios o de quienes se oponen a ellos a través de los métodos más viles. Esa sociedad sin tensión que algunos quieren plantear es una sociedad estática, que mantiene las cosas como están y no modifica nada. No hay cambio sin disputa. Enfrente hay intereses poderosísimos y de este lado sólo podremos ganar si somos capaces de generar fuerza de mayor intensidad y en sentido contrario a la que presentan aquellos que intentan que se mantenga el statu quo.

El año que vivimos en peligro

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Hijo de una madre en pareja con un alto mando montonero, la infancia de Benjamín Avila está atravesada por lo más feroz de la dictadura: exiliados, a los 7 años volvió con ellos a la Argentina para la llamada Contraofensiva, su madre fue desaparecida, su hermano menor apropiado y él criado por su padre en Tucumán. Sobre ese material, el director del documental Nietos (2004) construyó Infancia clandestina. Pero lejos de la polémica fácil, la condescendencia o el enojo, la película con Natalia Oreiro y Cristina Banegas consigue ser una conmovedora historia de amor entre su protagonista de 11 años y una nena en medio de aquellos días cargados de violencia y vida cotidiana en la clandestinidad.

>Por José Pablo Feinmann
Sería injusto que esta valiosa película despertara más debates sobre las ofensivas montoneras de 1979/80, que sobre el alejamiento que implica en todos sus rubros acerca del cine argentino de los últimos diez años. Es nueva: tiene una trama. Es revolucionaria: está bien filmada. Es vanguardista: su historia es lineal, tiene comienzo, desarrollo y fin, y no cree que eso la condene al “clásico relato hollywoodense”. Es valiente: sus actores son actores. Es audaz: apela a los sentimientos. Es subversiva: no le importa emocionar; hasta, incluso, se lo propone. Es inteligente: tiene un guión trabajado. Es suprainteligente: uno advierte que sus realizadores creen que sin un buen guión no se puede hacer un buen film. Que esa famosa frase de ir al rodaje con el guión escrito en el boleto del colectivo es infame y ha hecho ya demasiado daño. Es descaradamente industrial: tiene productores y técnicos de primera línea. Es brillante: cree en la dirección de fotografía. Cree en la luz.
Tal como hiciera George Stevens en Shane (El desconocido, 1953), el punto de vista de Infancia clandestina se centra en un niño. El niño se llama Juan, pero sus padres, que llegan a la Argentina en 1979 como milicianos de la “contraofensiva” montonera, le han cambiado ese nombre por “Ernesto”, para que nadie sospeche o lo incomode en el colegio. “Ernesto”, en la Argentina de 1979, era un nombre tan botón como Vladimir, pero así son los padres de “Ernesto”: llenos de ideales y de mártires. El máximo: el Comandante Che Guevara. Que se llamaba Ernesto. Nombre que será el de la clandestinidad de Juan.
“Ernesto” va al colegio. Sus padres se han instalado en una casa. Tienen muchas cajas que manipulan de un lado a otro y le hacen a “Ernesto” un escondite entre ellas, por las dudas. “Ernesto” no sabe cuáles son “las dudas”. Tampoco sabe por qué sus padres han regresado a la Argentina. Tampoco lo sabe el espectador, salvo que esté muy bien informado de los avatares que la conducción estratégica de la guerrilla elaboraba desde el exterior. El que mejor informado está es el padre del niño porque se trata de uno de los cuadros más altos de la conducción, Horacio Mendizábal, cuyo nombre ha sido cambiado. Mendizábal sabía por qué regresaba al país, no era un perejil sino un jefe. “Ernesto”, en la escuela, conoce a una niña y se enamora. Ella se llama María y no es casual que “Ernesto” se enamore: el carisma de la aún niña Violeta Palukas es un acierto de casting y uno de los mejores regalos que la película ofrece. “Ernesto” es Teo Gutiérrez Moreno y sale airoso, muy bien parado de una experiencia ardua. Se nota aquí la mano de un director que se esfuerza por dirigir a sus actores y posiblemente se note otra mano: la del productor Luis Puenzo. El amor entre “Ernesto” y María se adueña del film. Esto sorprenderá a muchos. Esta no es una película sobre la “contraofensiva” montonera. Es, dentro de ese vago marco, la historia de amor de dos niños en un país dominado por el terror.
Benjamín Avila, que ha hecho todo con lucidez, con respeto por la materia esencialmente trágica y hasta dolorosamente absurda de este tema, señala sólo algunas cosas del grupo miliciano. Se ponen frente a frente, en línea, y hacen el ritual que los afirma en sus ideales: “¡Presente! ¡Montoneros, carajo! ¡Perón o muerte! ¡Viva la patria!”. “Ernesto” mira y no comprende o empieza a comprender. El espectador se preguntará por qué, en 1979, todavía decían “¡Perón o Muerte!” cuando Perón, lo que de sí les dio, fue la Muerte bajo la forma de las bandas clandestinas del Comando de Organización, la Concentración Nacional Universitaria, la Juventud Sindical y, por fin, no bien con su último suspiro le deja el gobierno a Isabel Martínez (que era, y Perón lo sabía, exactamente lo mismo que dejárselo a López Rega) los entrega a las balas innumerables de la Triple A. Pero estos milicianos confunden los “ideales” con la negación de la realidad. Así, reprenden con dureza a “Ernesto” cuando comete una imprudencia, sobre todo su madre. Así, el día en que la abuela de “Ernesto” los visita (breve y potente presencia de Cristina Banegas) esa madre (Natalia Oreiro) discute fieramente con la añosa mujer. Le habla de los ideales. Que ellos están ahí por sus ideales y que no venga a pasarles sus miedos. Que si los tiene, se los guarde. Entonces la abuela les dice lo más sensato que podría decirles: “Ustedes no saben lo que pasa en este país. No lo saben. Si no, no estarían aquí. Tengo miedo. Los van a matar. Váyanse. Llévense a Juan. Lo que aquí pasa es terrible”. Se abrazan, madre e hija. La idealista y la sencilla, carente de toda grandeza, de toda locura, de todo ideal que no sea (en ese momento al menos) otro que el de salvar la vida de los suyos.
Ahora veamos (último, pero no menos importante) al único personaje escasamente creíble (no increíble, pero tampoco muy lejos de eso) de la trama. (Nota: ¡Al fin hablamos de una trama en una película argentina! ¡Que jamás un hachero aparezca otra vez en un fotograma del cine argentino! ¡Viva la patria!) Se trata del tío Beto. Todos sabemos que los tíos suelen ser macanudos, buenazos, comprensivos y amigos de los hijos de los otros, habitualmente de sus sobrinos. Pero al prometedor y talentoso –-qué duda cabe– Benjamín Avila se le ha ido la mano con el tío Beto. Es tan sabio, tan cálido, tan humano y humanista, tiene tanto sentido del humor, es tan lúdico y tan lúcido que no puede formar parte de esa Contraofensiva, acatar “los dictados de un liderazgo paupérrimo”. (Nota: Esta frase pertenece a Horacio Verbitsky y forma parte del Prólogo que escribió para el libro de Cristina Zuker, El tren de la victoria, cuya lectura recomiendo para quienes se interesen en el tema de las dos contraofensivas montoneras.) No, el tío Beto está más loco que todos. Porque si es tan sabio tiene que saber que los ideales no se juegan en partidas mal planeadas, en batallas emprendidas sin un mínimo conocimiento del poder de fuego del enemigo. Las luchas contra el poder no se ganan acumulando mártires. Los militantes no se regalan. El militante va a la lucha porque cree en ella, porque sus ideales son suyos, nadie lo obliga. Pero si hay una conducción estratégica (y siempre la hay) es para decir: “Ahora”. Y si dice “ahora” cuando es “menos que nunca”, esa conducción es, en efecto, paupérrima. Otra pregunta que se harán los espectadores es: ¿por qué esta ahí “Ernesto”?, ¿por qué han llevado consigo a esa niñita que llora (como todos los niños) en los momentos más inoportunos? Cuando la vanguardia se coloca tan lejos de la comprensión del pueblo sencillo (al que siempre dice representar) es porque gira en el vacío, locamente.
Por fin, según se sabe, mueren todos. Y –gran acierto de la película– no se ven esas muertes. Sólo aparece, el rostro desencajado, húmedo por el sudor del pánico, la madre de “Ernesto” para gritarle que huya, que se salve. (Notable trabajo de Oreiro. Además, sólo una actriz inteligente se atreve a darle este giro a su carrera.) La cámara se detiene en la cara de “Ernesto”. Que escucha los tiros, los gritos, todo el estruendo de la muerte. Los represores se lo llevan. Desde el asiento de atrás de un Falcon, “Ernesto” pregunta: “¿Dónde está mi hermana?”. Nadie le contesta. Nadie le dice: “A los bebés no los devolvemos, pibe. Los damos en adopción”. Será interesante prestar oídos a los comentarios que el público hará en esta escena. Alguno, tal vez –sin duda un imprudente y un prejuicioso–, señalará el posible paradero de la pequeña hermana de “Ernesto”.
Lo dejan frente a la casa de la abuela. “Ernesto” camina hacia la puerta. Golpea. Alguien pregunta: “¿Quién es?”. “Ernesto” dice:
–Juan.
Su infancia clandestina ha terminado. Empieza otra historia. La que sea, será la suya. Más el recuerdo obstinado, complejo, de la que dejó atrás, la de sus padres, y hasta la del improbable tío Beto, tal vez el más hermoso de sus sueños.

Venezuela y la misión de la Unasur




>Por Carlos “Chacho” Alvarez *
Tengo el honor y, sobre todo la responsabilidad, de haber sido designado por la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) como jefe de la Misión de Acompañamiento (observación) Electoral en los próximos comicios venezolanos del domingo 7 de octubre. Señalo entre paréntesis “observación” porque en este caso se trata de desinstalar la idea de que los latinoamericanos, por nuestra propia historia de inestabilidad política, golpes de Estado, dictaduras militares, injerencias externas, fraudes electorales y gobernantes incompetentes o corruptos, estamos incapacitados para vigilar y cuidar la transparencia y limpieza de nuestros propios procesos electorales. Por ello, éstos “deben ser observados” por organismos del mundo desarrollado o por aquellos otros donde los Estados Unidos o países europeos tengan una importante influencia.
La Unasur creó, entre otros, su Consejo Electoral, cuya Presidencia Pro Témpore ejerce hoy la hermana República del Perú. La tarea en Venezuela el próximo 7 de octubre será su primera misión. También será el principal organismo internacional que tendrá presencia en los comicios venezolanos. Ello implica una doble responsabilidad, porque así como nuestros gobiernos trabajan para construir democracias y economías que no sean tuteladas o condicionadas por factores de poder externos o internos, también tenemos que empezar a demostrar que somos suficientemente rigurosos y eficaces para garantizar procesos electorales indiscutidos desde el punto de vista de su legalidad.
Somos conscientes de que las misiones electorales desde ya muy delicadas, lo son aún más en sociedades fuertemente polarizadas donde muchas veces las acusaciones de fraudes o la existencia de irregularidades pueden funcionar como instrumento de combate político-partidario por quienes no han sido favorecidos por las urnas.
En otros casos –hoy absolutamente minoritarios en la región– una historia de autoritarismo, de fraudes acreditados, o de poca transparencia del sistema electoral pueden todavía hacer convivir la democracia con sombras o sospechas sobre la legitimidad de origen de los gobernantes.
Por el contrario hoy, a través de dolorosos aprendizajes, de las convicciones democráticas de las mayorías de nuestras sociedades, y por la legitimidad popular que necesitan los presidentes para liderar países en los que entre sus principales problemas y desafíos figuran la lucha contra la desigualdad, la pobreza y la marginación, Latinoamérica transita, a pesar de sus dificultades y sus deudas pendientes, la consolidación de un orden democrático estable.
No debemos olvidar que la ausencia de democracias estables ha sido sin duda una de las grandes debilidades –por cierto no la única– de la región. De aquí la necesidad de cuidarlas y protegerlas frente a las viejas o nuevas formas de golpismo. En este contexto debe comprenderse la posición de condena del Mercosur y de la Unasur a los hechos acontecidos en la hermana República del Paraguay.
En la tarea de continuar consolidando los procesos democráticos opera como elemento fundante el garantizar elecciones libres y transparentes en cada uno de los países de la región.
Me tocó participar como observador –siendo presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur– en tres procesos electorales en la República Bolivariana de Venezuela, incluso en el que en diciembre del 2007 (referendo sobre la reforma constitucional) el presidente Hugo Chávez fue derrotado por el 1,3 por ciento de los votos emitidos.
La importancia y la trascendencia de las próximas elecciones del 7 de octubre en Venezuela son indiscutibles, porque el proceso venezolano, así como reúne grandes apoyos internos y externos, también tiene detractores y opositores, y lo que hay que tratar de evitar, en la medida de las posibilidades, de la región y sin vulnerar la soberanía nacional es que la transparencia de los comicios queden fuera de ese debate. Decimos esto porque la democracia electoral, si bien insuficiente, es un gran activo político de la región y la articulación entre democracia, el crecimiento sostenido de las economías, un combate que se va demostrando eficaz contra el desempleo, la pobreza y la marginalidad y los avances producidos en los procesos de integración regional, son las características que habilitan a describir el actual momento latinoamericano como único y excepcional.
En nuestra tarea de Acompañamiento Electoral es relevante considerar un dato que muy pocos conocen, sobre todo quienes analizan la realidad desde la desinformación o los prejuicios, que Venezuela tiene hoy uno de los Sistemas Electorales más fuertes y tecnológicamente más avanzados de América latina, que asegura la transparencia, el control y la vigilancia de los comicios por quienes compiten en la elección, los partidos y también por los ciudadanos y por los organismos de observación electoral.
Por todo lo dicho, y por los antecedentes de los últimos procesos electorales en Venezuela, están dadas las condiciones para que –más allá de la radicalización de los discursos, la dureza de la confrontación y las visiones políticas antagónicas– el domingo 7 de octubre se pueda dar un paso importante en la consolidación de la democracia venezolana, porque en última instancia la legalidad y la transparencia de las elecciones se terminan constituyendo en uno de los principales factores de cohesión de todos los venezolanos, independientemente del partido y el proyecto con que se sienten identificados.
* Jefe de Misión de Acompañamiento Electoral de la Unasur.

EL DEBATE SOBRE LA PROTESTA Después de las cacerolas

El análisis de la movilización contra el Gobierno. La consigna del miedo. La “distorsión” de la idea de libertad. La espontaneidad y la organización. La necesidad de “no desdeñar” lo ocurrido.

>Por Eduardo Jozami *

El discurso antipolítico
Se oían desde la calle ruidos más leves que los que habitualmente identifican los cacerolazos y mirando a los edificios no se veía nadie en las ventanas. ¿Por qué se ocultaban, cuando otras veces, como el 19 de diciembre –frente a un gobierno que había declarado el estado de sitio y al día siguiente mataría 40 manifestantes–, aparecían orgullosos y sin temor en los balcones? Todavía no encuentro respuesta para esta curiosa actitud que observé en la zona de Palermo, pero que, me dicen, se repitió en muchos otros lugares. ¿Los ocultos caceroleros tendrían miedo?
Tanto se instaló la idea de que este gobierno generaba miedo, utilizando una frase de la Presidenta que –afortunada o no– estaba destinada a la relación con sus propios funcionarios, que es posible que algunos lo hayan creído. Esta fábula del miedo venía bien también para valorizar la presencia de la gente. Esos miles de personas, decía el canal de noticias que alentaba la movilización, vinieron porque vencieron al miedo. Podría pensarse, entonces, que también expresaban a otros tantos, menos decididos, que no se atrevieron a salir.
El discurso del miedo está inescindiblemente ligado al que afirma que vivimos en una dictadura. Ninguno de los dichos que se escucharon en la marcha podrían fundar esa afirmación, porque –además– el argumento se refuta al mismo momento de expresarlo: las dictaduras no han permitido que sus opositores los insulten en la calle y por los medios, sin ser molestados, como ocurrió esta vez.
En la historia argentina, algo similar ocurrió siempre que asumió un gobierno popular. En 1930, durante la gestión de Hipólito Yrigoyen, a quien en realidad sólo podía reprochársele su dificultad para controlar a su propio partido, la oposición calificaba al presidente como antidemocrático y autoritario y, muchos, reclamaban su renuncia. Después, conocerían efectivamente lo que era una dictadura, cuando con Uriburu se introdujo la represión más salvaje –es entonces que aparece la picana eléctrica– y se retrocede a los tiempos del fraude.
Nada diferente ocurrió con Perón, jaqueado desde su asunción en 1946. Su triunfo en las elecciones de ese año fue inobjetable y la dirigencia de la Unión Democrática, que creía haber ganado la elección, se apresuró a reconocer que en los comicios no había nada que impugnar. Sin embargo, cuando meses después Perón asumió el gobierno, los legisladores radicales se retiraron del recinto en actitud de repudio. Es demasiado ingenuo pensar que, naturalmente, consideraron al nuevo gobierno antidemocrático porque había derrotado a la Unión Democrática. Sin embargo, desde entonces siempre funcionó esa simplificación. Los sectores altos de la sociedad, los grupos del poder económico y una parte considerable de la clase media siempre entendieron que sólo ellos constituyen el verdadero país y que, por lo tanto, si un gobierno no contempla sus intereses eso prueba que las instituciones no están funcionando bien.
Es notable que esto ocurra también con los sectores medios porque estos gobiernos, y en particular el actual, están lejos de haberlos afectado en sus ingresos, como se advierte en el boom de consumo en los años kirchneristas, del que estos grupos fueron actores importantes. Buena parte de los concurrentes a la movilización eran gente de clase media que no se queja por su nivel de vida sino que rechaza, en principio, todas las políticas sociales que se destinen a mejorar la situación de los más pobres. El incremento de la Asignación Universal por Hijo, medida muy importante adoptada en los días previos, lejos de favorecer una mirada más positiva sobre la acción de gobierno, parece haber aumentado el descontento de los manifestantes: “Prefiero ser gorila y no planero”, decía una de las consignas que en Facebook convocaba a la marcha y, después, pudo verse por TV algunas señoras que protestaban contra la asignación que estaría favoreciendo la “procreación irresponsable”: bandadas de jóvenes adolescentes estarían redoblando su disposición a tener hijos, alentadas por el incremento de la asignación. En esta idea tan ridícula que, sin embargo, circula de un modo inquietante, subyace algo más que un absurdo cálculo económico, se expresa una mirada sobre los pobres, sobre el valor que para ellos tiene la llegada de un hijo, que linda con el racismo y muestra que estos grupos de clase media siempre celosos del ascenso social de los que menos tienen, no les reconocen a éstos el derecho de ciudadanía.
No es la primera vez que los manifestantes del jueves pasado aparecen en escena. Son los que acompañaban a Blumberg, constituyen también una parte de los que salieron a la calle en el 2001. La consigna “que se vayan todos” no tuvo esta vez la adhesión masiva de entonces, quizá porque se rescata algunas figuras políticas del arco opositor. Sin embargo, el discurso antipolítico es el dominante, lo que no impide llegado el caso la identificación con un partido, como se advierte en el caso del PRO. Cuando ese discurso antipolítico no aparece, como en el 2001, confundido con otro que se le parece, pero es muy distinto porque ataca a la vieja política reivindicando la participación y la solidaridad social, manifiesta su carácter profundamente reaccionario y amenazador.
Aunque pueda haber algunos confundidos, la mayoría de los que salieron a la calle pertenecen a ese espacio de centroderecha más reacio al kirchnerismo. Sin embargo, no estamos diciendo con esto que no haya que tomar nota del episodio. No como ya lo ha han hecho algunos que –portadores del mismo sentido común reaccionario sobre el tema de la inseguridad– se manifiestan con falsa ingenuidad dispuestos a tomar “las acciones necesarias para satisfacer las expectativas de la sociedad”, como si no supieran que las expectativas de los manifestantes no van precisamente en el sentido de consolidar este proceso de transformación.
De todos modos, aunque hayan estado, más o menos, los que tenían que estar, es bueno preguntarse qué fue lo que permitió esta irrupción que hace unos meses no parecía posible. Es innegable que el plazo del 7 de diciembre exaspera al monopolio mediático y jugó como acelerador de esta protesta, pero quizás lo más importante sea ver qué podemos hacer nosotros para hacer más difíciles estas maniobras, para aislar a las voces de la derecha, para seguir ganando aliados. Por supuesto, habrá que mostrar en la calle que somos muchos más los que sostenemos a Cristina y que estamos dispuestos a redoblar nuestra militancia, pero esto no es contradictorio con la disposición al diálogo y la explicación más completa de las medidas de gobierno que pueden afectar a los sectores medios.
Entre ellas, la restricción de moneda extranjera es, probablemente, la que ha tenido más influencia para enrarecer el clima político. Será necesario explicar más por qué la preservación de las reservas es una tarea prioritaria para garantizar la viabilidad y el sostenimiento de la actual política económica cuyos beneficios en materia de empleo e ingresos alcanzan a los sectores medios y a la inmensa mayoría de la sociedad. También debe explicarse que ciertos objetivos como la pesificación del mercado inmobiliario, lejos de atacar a los sectores medios, facilitarían en el mediano plazo, el acceso a la propiedad. Por otra parte, será más fácil aceptar las restricciones, en la medida en que resulten más previsibles y sean adecuadamente informadas. Por supuesto que si uno pone en un platillo de la balanza las grandes transformaciones del período kirchnerista y en el otro, las restricciones al uso de divisas, resulta imposible y hasta casi mezquina la comparación, pero sería un error subestimar los inconvenientes que la cuestión cambiaria está provocando hoy.
Se ha dicho que la marcha interpela tanto al Gobierno como a la oposición. Pero quienes dicen esto, generalmente apuntan a la necesidad de unificar el frente antikirchnerista. Este discurso, claramente impulsado por la corporación mediática, está destinado a apretar a la oposición de centroizquierda para que disminuya sus coincidencias con el Gobierno en el Parlamento y adopte el discurso de la oposición más dura. Actitudes como las de las senadoras María Eugenia Estenssoro y Norma Morandini, negándose a repudiar la tapa incalificable de la revista Noticias, muestran que esta estrategia avanza por los bordes del FAP, la fuerza que conduce Hermes Binner. No será fácil, sin embargo, que quienes apoyan la política de derechos humanos, la ley de medios y la Asignación Universal se sumen al discurso destituyente que demoniza a la Presidenta y quiere volver al orden neoliberal de los ’90. El kirchnerismo puede hacer su aporte a este debate de la oposición y, en la incierta perspectiva del 2015, sería torpe decir que no nos interesa.
La inmensa mayoría de quienes votaron a este gobierno sigue celebrando medidas como la recuperación de YPF o la política de derechos humanos que acaba de anotarse otro éxito con las condenas a prisión perpetua de los represores de Bahía Blanca, una ciudad sometida, hasta no hace mucho, al rígido control ideológico de la Marina y el diario La Nueva Provincia. Es esta confianza que se funda en las grandes transformaciones que vivimos la que nos permita imaginar las calles del 27 de octubre, cuando un pueblo entusiasta –sin odios porque vive la alegría de esta hora de transformaciones– acompañe a la Presidenta en la evocación de Néstor Kirchner.

* Director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Miembro de Carta Abierta.


>Por Agustín Rossi *

Violenta y organizada
Pasadas algunas horas de la protesta del jueves por la noche, considero oportuno hacer algunas reflexiones que contribuyan al análisis de la situación. Se dijeron muchas cosas por estos días. Entre ellas, los medios hegemónicos se encargaron de resaltar el carácter “espontáneo”, “pacífico” y “sin banderas partidarias”. Valdría la pena analizar cada una de estas cuestiones.
La protesta tuvo una alta dosis de organización. Desde comienzos de septiembre se venía convocando a la protesta por las redes sociales y por los medios opositores, con la adhesión expresa de dirigentes de partidos de derecha. En el camino a Plaza de Mayo hubo camionetas con equipos de audio que acompañaron la marcha. Hubo cientos de carteles idénticos con la misma consigna. Durante toda la tarde, las radios y los canales opositores no hicieron otra cosa que alimentar la convocatoria. Había cámaras instaladas y periodistas apostados en cada una de las ciudades donde se preveía una buena concurrencia. Los sectores conservadores utilizaron todos los resortes disponibles para garantizar el resultado. Como suelo decir a menudo, parafraseando a Evita, la derecha nunca duerme.
Fue una protesta sin disturbios, pero fue una manifestación cargada de violencia. Para corroborarlo, basta con mirar los videos subidos a las redes sociales, escuchar los testimonios de sus protagonistas y leer las consignas que aparecían en los carteles de la convocatoria. No parece muy republicano y respetuoso de las instituciones pedir que se vaya un gobierno reelegido hace meses o desearle a través de cantos y pancartas la muerte a la Presidenta de la Nación. Muchos se refugiaron, incluso, en el remanido recurso de agredir a Cristina por el sólo hecho de ser mujer. Tampoco faltaron las descalificaciones a los argentinos que cobran la Asignación Universal por Hijo. Los discursos escuchados fueron profundamente violentos.
A su vez, fue una protesta con un fuerte contenido político-ideológico, aunque la mayoría de los manifestantes (y los medios) se encargaron de negarlo. La mayoría de los que fueron al cacerolazo tenían una clara posición tomada en contra de nuestro gobierno. No había ciudadanos indefinidos: estuvieron en la manifestación los que están en contra de las políticas de nuestra Presidenta, aunque no portasen banderas partidarias.
En este marco, la protesta del jueves a la noche fue la clara confirmación de que en la Argentina –en contra del discurso dominante en los medios de comunicación hegemónicos– todas las libertades están plenamente vigentes. En nuestro país existe la más absoluta libertad de prensa. Esto lo podemos corroborar cotidianamente en los diarios, las radios y los canales de televisión. Del Gobierno –y muy especialmente de la Presidenta de la Nación– se puede decir lo que se quiera, desde los análisis más sesudos hasta las bajezas más extraordinarias, como la reciente tapa de la revista Noticias. Hay que recordar que fue la mismísima Cristina Fernández de Kirchner la que impulsó cambios en la tipificación del delito de calumnias e injurias.
Además, los argentinos pueden movilizarse y protestar por los motivos que crean oportuno. Hay plena libertad para expresar y peticionar lo que se considere necesario. Cuando Néstor Kirchner empezó a sacar a la Argentina “del infierno”, había un promedio de cuatro cortes de rutas por día. Durante la 125, la Mesa de Enlace organizó casi 3000 piquetes en menos de cinco meses. Los trabajadores organizados pueden plantear con libertad sus pretensiones, más allá del encuadre ideológico de la organización gremial que lo impulse. Como vemos, en la Argentina hay un pleno derecho de los argentinos a expresarse cuando quieran, cómo quieran y por lo que quieran, y el jueves quedó demostrado nuevamente.
Los medios de comunicación hegemónicos, de alto protagonismo en la convocatoria del jueves pasado, fueron los encargados de describir e interpretar los hechos construyendo un relato destinado a menoscabar a nuestro Gobierno y descalificar a la Presidenta.
Los que votamos a Cristina, el jueves no estuvimos en el cacerolazo ni nos sentimos representados por el relato hegemónico de los hechos acontecidos. Sí nos representa, en cambio, cada una de las medidas tomadas por la Presidenta en estos diez meses de su segundo mandato. Avanzamos con el nuevo Estatuto del Peón Rural, con la ley que limita la extranjerización de tierras, la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central y la nacionalización de YPF. A pesar de la crisis mundial, garantizamos la continuidad de las negociaciones paritarias, la vigencia de la movilidad de los haberes jubilatorios y el aumento de la AUH y las asignaciones familiares. Implementamos políticas anticíclicas para que podamos sostener la actividad económica y el empleo. Protegimos a la industria nacional, apoyamos crediticiamente a proyectos de inversión y seguimos impulsando la obra pública local. A esto sumemos Pro.Cre.Ar para construir 100.000 nuevas viviendas en el próximo año. Seguimos ampliando derechos a través del nuevo Código Civil que estamos debatiendo y la ampliación del voto a los 16 años. Llevamos a todos los foros internacionales la causa Malvinas y seguimos trabajando por la integración latinoamericana.
Como vemos, Cristina obtuvo el 54 por ciento de los votos en octubre de 2011 a partir de un programa de gobierno que estamos ejecutando a pesar de las turbulencias que nos impone la economía mundial. Lo ha dicho muchas veces: “Soy la Presidenta de los 40 millones de argentinos”. Por eso, nuestro Gobierno piensa siempre en el bienestar general, con un especial compromiso con los sectores más vulnerables de la sociedad. Seguiremos caminando en este sentido: más crecimiento, más inclusión, más igualdad, más justicia social, posibilidades de progreso para todos, movilidad social ascendente, distribución de la riqueza. Nada nos va a apartar de este rumbo.

* Presidente del bloque de Diputados del FpV.

>Por Horacio González *

¿El medio pelo en la calle?
Hay un mercado de imágenes y una ideología que pertenece al mercado de imágenes. Podemos darles nombre: inseguridad urbana, inflación económica y corrupción política. ¿Es que no existen estas cuestiones? Por supuesto que existen. Tienen su grado empírico y efectivo de existencia en todos los grandes tráficos entre economía pública, vida urbana, instituciones públicas y privadas. Son características de toda vida metropolitana no sólo moderna –de las megalópolis contemporáneas–, sino de las que ya retrataban los grandes tratadistas políticos del siglo XVI, la Florencia de Maquiavelo, por ejemplo. ¿Cuál es la diferencia entre la existencia real de estas dimensiones oscuras de la vida social –siempre hay ilegalidades diversas, las ilegalidades son un percutor de la reproducción del capitalismo– y lo que aquí llamamos el mercado de las imágenes? La diferencia es que todos esos temas reales que las democracias progresistas deben resolver con políticas renovadas, cuando ingresan al mercado de las imágenes se convierten en cuestiones autobiográficas, en efigies e iconografías de un sistema de ideas. La conocida propensión de los grandes medios del todo el mundo es haber logrado, gracias a tecnologías expositivas que antes fueron patrimonio de las vanguardias, que un caso o varios casos, incluso numerosos casos de cada uno de estos nuevos flagelos aparezcan como arquetipos de una genérica institución política, considerada como un nuevo Leviatán. Siempre se pensó que un puñado de casos eran un tema estadístico. En el mercado de imágenes, todo ello tiene rango ideológico y furtivo.
Serían ciertos Estados que por cualquier razón, especialmente si hay políticas de cuño popularista o de énfasis social de por medio, los contemplados por una razón potencial que los cuestiona señalando elementos que afectan al existir profundo, todo lo que responde al orden de la securitas, la inflatio y la corruptio. Sí, dicho en latín, porque estas nociones ya están en los autores más antiguos. Sólo que ahora, presentadas como tejidos mentales, urdimbres subyacentes del alma colectiva e interpelaciones a la condición ciudadana, han rehecho en todo el mundo la noción misma de clase media con disponibilidad para las grandes maniobras morales. Es correcto el nombre si se las quiere ver como un mundo difuso, cuya armazón interna son esos arquetipos que a menudo son invisibles, pero que apuntan a la definición existencial del hombre medio, no el homo cualunque ni el medio pelo, sino el que se define por sus condiciones exteriores de vida segura, mundo social límpido y carencia de reflexión sobre las biografías profesionales. La clase media es la más creyente en su autodeterminación –suele salir a las calles con la bandera de la libertad– y es también la más teledirigida en sus prácticas políticas. Consigue la hazaña de llamar libertad a una tautología que se mueve como giróscopo interno de sus propios temores. Así, la libertad puede ser sinónimo de su misma pérdida.
¿Hay que condenarla por eso? Sí, porque en nombre de la libertad del mercado de las imágenes, frustran la comprensión de la libertad que laboriosamente descubren las sociedades en la construcción real de sus derechos. Tal distorsión de la idea de libertad puede ser condenada en el tribunal severo de las filosofías de la emancipación. No obstante, como también se emplea la palabra, aunque sea de modo literal, la cuestión de la libertad nos reclama atención y más aguzados análisis de movilizaciones como la ocurrida el jueves pasado en las grandes capitales del país.
No es necesario pasar nuevamente por la trilla de tópicos no desdeñables, pero que son los más visibles, vituperables y aprehensibles de lo que ya se ha dicho una y otra vez. No trivialicemos la cuestión, aunque sea necesario decir que hay en esos sectores movilizados resurrectos catafalcos de ultraderecha, póstumos gozadores de los bombardeos del ’55, señoras que acaban de salir del shopping con la bolsita de compras que se suman sin ningún distanciamiento gramatical al carrusel rimbombante de los juglares caceroleantes, el personal estable de la 125, el hombre o mujer popular que hizo entrar desdichadamente en su ácido anecdotario conversacional las palabras “populismo”, “negros de porquería” o “cepo cambiario”. No obstante, no parece adecuado desdeñar lo ocurrido ni a través de cómputos ceñidos de manifestantes ni por medio de comparaciones con capítulos ancestrales o más recientes de la vida nacional. Lo que ocurrió, ocurrió de sorpresa aunque con un clima preexistente –perfectamente intuible– y en perfecta retroalimentación circular con la malla intensa de enunciados que sale de la conocida aparatología comunicacional.
Todo ello merece una reflexión profunda que es el cuño último de la vida política, pues en ella, nada en verdad redunda, sino que todos son hechos nuevos. Cierto que éstos tienen molduras, playas naturales de estacionamiento, sumas y picos estadísticos que el buen analista recopila. Pero no es posible dejar de comprender, y hay que hacerlo sin lamentar, sin lanzar invectivas y sobre todo sin creer que el mundo ya está interpretado. Jauretche escribió el Mediopelo preocupado por el hecho de este gran sector de la población no se animara a recorrer caminos comunes con los sectores que asumen con mayor decisión un ánimo popularista, le falte o no mayor precisión en sus proclamas y mensuras.
No escribió ese mentado libro Jauretche para condenar a un gran manchón social y simbólico, sino para estudiar –como lo hicieron y lo hacen sociólogos académicos de todo tipo de orientación– a un sector ambiguo –que hace de esta noción su fuerza– tanto en sus formas de circulación económica como de consagración de prestigios, consumos culturales, formas de certificación honorífica y simbologías que sitúan el ser en el mundo. Los libros de Jauretche son contemporáneos de las obras de Vance Packard sobre la publicidad y el prestigio como orden clasificatorio de las personas, también relacionados, con obvias diferencias que no vienen al caso ahora, con la obra de Pierre Bourdieu sobre el modo en que se reproducen los símbolos distintivos en el poder de las aristocracias y mesocracias. ¿No convendría revisar ahora estas nociones antes de echar mano a lo que ya sabemos para cuestionar a estos sectores que –para decirlo rápido– presentan una gran cantidad de prejuicios sociales e incluso étnicos, como formas de conocimiento?
Siento que no hemos hecho lo necesario para abordar más resueltamente (esto es: más imaginativamente) esta crucial cuestión cultural, que posee manifestaciones nuevas y largas tradiciones que la cimentaron. No son necesarias las pedagogías quejosas, las reeducaciones soberbias ni mucho menos el abandono de la cuestión por ser un arduo acertijo político. Lo político consiste en anotar todo signo novedoso de la vida en común en un cuadernito invisible, que al fin de cuentas es la conciencia social de los representantes del pueblo. Esto que ocurrió, ocurrió. Y no se puede desdeñar su gravosa repercusión. Y ocurrió también en los planos soterrados de toda la conciencia social del país. Es un fenómeno riesgoso, con potencial desestabilizador; así se lo quiere y así se quieren. Saber de que todo esto ocurre en el Hotel del Abismo impone menos señalar a los que medran con el espectáculo –sábese quienes invisten o se invisten en ese rol– que buscar en el trasiego y legado democrático del país nuevas razones que hagan de lo ocurrido un síntoma también de reflexión para los que pisaron el pavimento –de Santa Fe y Callao, sea–, para posibilitarnos decir lo que quizá no se quiera oír, para que acaso la historia pase de creer que algunos hacen lo que deben a que se tome conciencia de que en general no saben lo que hacen. Frase dura del decir político y definición última de la conciencia. Si la decimos, es porque es necesario que crezca en nosotros una crítica más sabia sobre lo que los otros hacen. Y al poder decir que hacemos política porque siempre es bueno transitar el camino que nos permita saber que los que criticamos a “los que lo hacen pero no lo saben”, estamos pugnando para mostrar también un saber que valga la pena ser sabido.

* Director de la Biblioteca Nacional.
Miembro de Carta Abierta.


EL LABERINTO BUROCRATICO PARA QUE NADA CAMBIE Monumento al plan Cóndor

Bajo la conducción de Puricelli, el Ministerio de Defensa ha permitido la reaparición de las tendencias militares a la autonomía, la intervención en cuestiones politicas y hasta cierta solapada reivindicación del terrorismo de Estado.

El monumento al plan Cóndor en Salta, que Puricelli no quiere demoler.


>Por Horacio Verbitsky
Desde que asumió como ministro de Defensa, en diciembre de 2010, Arturo Puricelli fue reacio al deslinde entre el terrorismo de Estado y las Fuerzas Armadas integradas al sistema institucional que marcaron los presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, y sus ministros José Pampuro y Nilda Garré. Puricelli no ha tenido reparo en criticar ante personal del ministerio los juicios por violaciones a los derechos humanos porque “algo había que hacer para pararlos. Yo los conozco, en Ezeiza quisieron matar a Perón”. Coherente con esta línea de pensamiento, impuso a una dependencia de Ejército el nombre de General Ernesto Fatigatti (un empresario quebrado, ex vicepresidente de la Cruzada de Solidaridad de Isabel Martínez). Tampoco se preocupó por mantener apartadas a las Fuerzas Armadas de cualquier injerencia indebida en cuestiones que la ley les veda. Así, puso a trabajar en el proyecto de submarino nuclear al vicealmirante retirado Benito Rótolo, ex subjefe de Estado Mayor durante la gestión de Jorge Godoy, a quien el juez federal Daniel Rafecas procesó por su participación en la actividad “sistemática y generalizada” de espionaje ilegal a políticos, periodistas y militantes de organizaciones sociales desde diversas bases de la Armada. Entre sus asesores designó al Profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina, Fabián Calle, un entusiasta de la contrainsurgencia “para hacer frente a grupos, organizaciones y redes armadas que recurran a tácticas y estrategias guerrilleras y/o terroristas”. Puricelli también revocó la disposición que restringía el uso de la banda de Patricios y la Fanfarria de Granaderos a ceremonias institucionales, y las envió a la Sociedad Rural, el Círculo Militar (que expulsó al ex jefe de Estado Mayor Martín Balza), y a los hipódromos de Palermo y San Isidro. Su equipo de colaboradores está plagado de familiares e incluye al hermano, dos hijos, un sobrino y sus respectivas parejas. Su primer vocero fue un suboficial de la Armada en actividad, novio de su hija y colaborador del diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, cuya conducta durante el terrorismo de Estado es investigada por la Justicia por el asesinato de dos delegados. Debió alejarlo cuando el vocero firmó un mensaje de felicitación al diario La Nación celebrando “su trayectoria”. La actividad más regular de Puricelli son los viajes al exterior, siempre con demasiados acompañantes. Entre los oficiales retirados que actúan como asesores (según el artículo 62 de la ley orgánica) confirmó al almirante Joaquín Stella, el jefe de Estado Mayor de la Armada relevado por Kirchner en 2003, quien durante la crisis de fin de siglo presentó un plan al ministro de Defensa Horacio Jaunarena por el cual se movilizarían miles de efectivos militares en apoyo de la Policía y la Gendarmería, bajo las órdenes de un comandante operacional de las Fuerzas Armadas. En cambio decidió prescindir del general Juan Jaime Cesio, despojado de su grado por la dictadura por haber denunciado la comisión de “delitos aberrantes, como el secuestro, la tortura y el asesinato de miles de personas” y privilegiar “su condición de ciudadano sobre la de militar”, al asistir a una movilización por los derechos humanos. Recién Kirchner lo reparó, con palabras precisas, al devolverle el grado y proponer su ascenso a general: “Que en la Argentina no pueda ya decirse que el héroe es condenado y el dictador, con las manos manchadas de sangre, resulta juez. No hemos perdido la capacidad de distinguir el bien del mal, lo que es honorable y lo que no lo es”. En cambio Puricelli remitió el caso al Ejército, para que decida si precisa o no de los servicios de Cesio. Algo equivalente hizo con la decisión inconsulta del jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, brigadier general Jorge Chevalier, quien cubrió una placa colocada en el Centro de Estudios de las Fuerzas Armadas, que recordaba que en ese mismo sitio funcionó la Escuela Superior de Guerra del Ejército, donde oficiales franceses enseñaron las “prácticas genocidas amparadas en la Doctrina de la Seguridad nacional”. Como Chevalier ponía en duda que allí hubieran enseñado los veteranos de las guerras coloniales de Indochina y Vietnam, Puricelli solicitó un informe a la dirección de derechos humanos y cuando lo recibió se lo hizo llegar a Chevalier, para que él decidiera. El caso no es dudoso. El Primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria, organizado en la Escuela Superior de Guerra con el asesoramiento de los instructores enviados por el gobierno francés, fue inaugurado el 2 de octubre de 1961, según la crónica que al día siguiente publicó Clarín. Su jefe fue el coronel Alcides López Aufranc, quien contó con el asesoramiento de los coroneles franceses Robert Bentresque y Jean Nouguès . Entre los profesores figuraban algunos sacerdotes, como Victorio Bonamín, intelectuales laicos, como el ex seminarista Mariano Grondona, y jefes y oficiales que tendrían actuación destacada en las dictaduras de las dos décadas siguientes. También algunos asistentes latinoamericanos adquirirían notoriedad en el derrocamiento de gobiernos electos y la instauración de regímenes criminales, como el boliviano Alfredo Ovando Candia, el hondureño Alonso Flores Guerra y el chileno Sergio Arellano Stark. El director de la Escuela, general Carlos Túrolo dijo que el curso versaría sobre el nuevo tipo de guerra interna, que se libra sin escrúpulos ni principios éticos. En su artículo “Radioscopia subversiva en la Argentina”, publicado en el No 344, enero-marzo de 1962, de la Revista de la Escuela Superior de Guerra, el instructor francés Jean Nouguès sostuvo que el enemigo de sus discípulos argentinos sería constituido por el peronismo y los intelectuales. En mi libro La Violencia Evangélica publiqué un memorandum del embajador Armand de Blanquet du Chayla y una nota del agregado militar y naval de Francia, coronel Notelle, sobre el curso para treinta y nueve oficiales de catorce países. El conde Blanquet du Chayla, miembro de una familia de militares y obispos, destacó en el informe a su gobierno la importancia de que también participaran como alumnos oficiales estadounidenses, cuyos celos destacaba. El último episodio que caracteriza el estilo de Puricelli está en pleno desarrollo y se refiere a la demolición de un monumento al Plan Cóndor erigido en 1978 en la Compañía de Ingenieros de Montaña 5, de Salta. Es una pirámide, coronada por un globo terráqueo en el que la Argentina resalta en color rojo, sobre el que aletea un cóndor. A propuesta del Frente para la Victoria, el Concejo Deliberante solicitó al ministerio de Defensa que lo destruyera. El pedido fue avalado por el secretario de derechos humanos de la Nación, Martín Fresneda, en un dictamen que menciona el repudio expresado por el Mercosur a “las Coordinaciones Represivas del Cono Sur y en particular de la Operación Cóndor”. Agregó que de acuerdo con la política de Memoria, Verdad y Justicia iniciada por Kirchner, que colocó a los derechos humanos como nota distintiva del proyecto nacional y popular, “no puede el Estado democrático asignar denominaciones honoríficas, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de carácter público, a situaciones que constituyeron una participación activa en la represión ilegal y en el quebrantamiento de la institucionalidad democrática”. Como el pretexto del monumento fue el Combate de Manchalá, “si existiera alguna placa rememorativa de algún soldado conscripto”, muerto en aquel enfrentamiento con fuerzas del ERP en Tucumán, “la misma podrá ser trasladada a otro lugar de la Guarnición”. Puricelli remitió la cuestión a la justicia federal. El juez Miguel Medina preguntó al ministerio si había alguna resolución para demoler el monumento. La directora de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de Defensa, Stella Segado, dictaminó que para preservar posibles pruebas deberían conservarse los 50 centímetros de la base, ya que una versión sostenía que debajo del monumento habría restos de detenidos-de-
saparecidos. Puricelli no aceptó ese dictamen y se propone responder que no hay resolución alguna del ministerio, con lo cual permitiría a la Justicia salteña ignorar la decisión de los ediles y prolongar por tiempo indefinido el homenaje al terrorismo de Estado.





EL CURSO SOBRE SEGURIDAD NACIONAL EN EL MINISTERIO DE DEFENSA Mentiras y guardaespaldas

El veterano de Vietnam que dictó el curso fue agregado militar aquí en el apogeo del terrorismo de Estado, dato que Puricelli borró de su biografía. También hizo escuchas telefónicas en Colombia y entrenó al ex presidente Uribe. En Guantánamo no se violan los derechos humanos porque los presos aumentan de peso y los abusos en Abu Ghraib fueron obra de unos pocos jóvenes soldados. Cómo usar a los medios para engañar a la población. Una PCI de la Armada en Inteligencia. Saín pidió la renuncia de Puricelli.


>Por Horacio Verbitsky
Una de las diapositivas utilizadas por los instructores estadounidenses en Seguridad Nacional, Guerra No Convencional y Operaciones de Información: la política interna bajo la lupa militar.
El Brigadier Mayor (R) Richard Goetze, uno de los especialistas estadounidenses en Seguridad Nacional, Guerra No Convencional y Operaciones de Información, que durante toda la semana pasada entrenaron a tres docenas de funcionarios civiles del ministerio de Defensa, fue agregado militar en la Argentina durante los peores años del terrorismo de Estado. Este dato esencial fue omitido en el curriculum del instructor que el ministerio de Defensa distribuyó a los participantes en el curso pero sí figura entre las biografías que la Fuerza Aérea de Estados Unidos suministra sobre su personal. Allí se constata que en julio de 1976 llegó a Buenos Aires como agregado militar a la embajada de su país, donde permaneció hasta julio de 1978. Aquí reunió dos agregadurías: la de la Fuerza Aérea y la del Pentágono (http://www.af.mil/information/bios/bio.asp?bioID=5567). Esos fueron los años más intensos en la represión clandestina organizada por el gobierno militar. Según el cálculo realizado por la Conadep en su informe Nunca Más, entre 1976 y 1978 se produjeron el 93 por ciento por ciento del total de las desapariciones de personas y los aviones de las distintas fuerzas fueron utilizados para arrojar prisioneros al mar. Si este antecedente hubiera sido difundido, los civiles asistentes al curso podrían haber enriquecido el diálogo con la explicación en primera persona del brigadier Goetze sobre aquellos años del terrorismo de Estado. Quien hoy dirige el Grupo Militar en la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, el coronel Patrick D. Hall, también tiene una historia interesante que los cursantes no conocen: Hall estaba asignado en Caracas cuando el presidente Hugo Chávez denunció la injerencia militar estadounidense en la política de su país. Hay otros componentes engañosos de esta historia, que reflejan los modos de conducción del ministro Arturo Puricelli. El secretario de Estrategia y Asuntos Militares Oscar Cuattromo dijo en la sesión inaugural que luego de leer la nota del domingo “Welcome back, boys” quería dejar en claro que el curso estaba en línea con la política del gobierno nacional desde 2003 y dentro de las leyes vigentes. Es decir, aquellas que separan la Defensa Nacional de la Seguridad Interior. Luego solicitó que se acercara el subsecretario de Formación, pero Carlos Pérez Rasetti prefirió permanecer en las gradas del anfiteatro del salón Roca del ministerio. “No hace falta”, se excusó, mientras las pantallas gigantes reflejaban el desconcierto de Cuattromo ante su gesto de distancia. Por más que un comunicado oficial haya minimizado la gravedad del curso, su divulgación lo convirtió en una mancha venenosa con la que nadie quiere contaminarse, porque más allá de las palabras tranquilizadoras implica una regresión inocultable en la política oficial hacia las Fuerzas Armadas. Los instructores suministraron abundante material para justificar estos temores a la extralimitación castrense que propone el Pentágono.

Verdades a medias

El comunicado que emitió el ministerio el mismo domingo destacó que estos cursos también se dictaron entre 2007 y 2010, lo cual es sólo una parte de la verdad: no se compraban llave en mano como ahora sino que su contenido era analizado con antelación por el ministerio, que vetaba todo aquello que colisionara con las columnas de la arquitectura institucional argentina, de modo que los instructores no tocaran temas doctrinarios sino sólo técnicos. Otra verdad a medias de la información emitida por Puricelli, luego de recibir el insistente reclamo de la presidente CFK, quien lo localizó en Santa Cruz, fue que el ministerio había decidido que por primera vez los cursos se dirigieran sólo a personal civil. La realidad es que el 18 de julio Pérez Rasetti se dirigió a Cuattromo para solicitarle los datos de todos los militares que participarían ya que “conforme a los requisitos establecidos por el Grupo Militar de los Estados Unidos, los postulantes inscriptos deberán ser autorizados por el gobierno de los Estados Unidos para asistir al curso”. Cuattromo, a su vez, lo remitió el mismo día sin ninguna observación, al Subsecretario de Planeamiento Estratégico y Política Militar, Martín I. Plaza. Fue el Secretario de Asuntos Internacionales, Alfredo Forti, quien le informó al jefe del Grupo Militar, coronel Patrick Hall, que la autorización para asistir a un curso la daba el gobierno argentino y no el estadounidense. Hall le explicó que para entregar los certificados de asistencia contemplados en el curso, la ley de su país exige un previo estudio sobre los postulantes, para asegurar que no tengan vinculación con estupefacientes, terrorismo o violaciones a los derechos humanos. En esas condiciones, no puede realizarse el curso, replicó Forti. Hall insistió varios días después: podemos hacerlo para civiles, que no están incluidos en los requisitos de nuestras leyes, dijo. Hall también está ofreciendo cursos a las fuerzas de seguridad, con las que mantiene contacto directo sin pasar por el Ministerio de Seguridad. El comunicado oficial de Defensa también pretende que la actual gestión dispuso que “prevalecieran los cursos del tipo operativo y/o técnicos, desechando aquellos de contenido doctrinario”. El que transcurrió del lunes al viernes lo desmiente. Pese al cuidado que tanto los invitados como el Ministerio pusieron en cada palabra, los expositores se referían en forma indistinta a Seguridad y Defensa, como si se tratara de lo mismo. En la ronda de preguntas varios funcionarios asistentes señalaron esta contradicción con el marco normativo argentino. Los norteamericanos prefirieron no profundizar el punto.
–Son sólo ideas –dijeron.
Ideas que el propio Goetze se encargó de mostrar cómo se llevan a la práctica. Contó que junto con Bruneau impartieron un curso sobre planificación y comunicaciones de la Defensa e Inteligencia al en ese momento presidente electo de Colombia, Alvaro Uribe, y a su gabinete ministerial. Ante cada herramienta de planificación sobre la que se explayaba, Goetze ponía como ejemplo a Colombia. Un funcionario le preguntó por la dimensión ética de esas enseñanzas, dadas las masivas violaciones a los derechos humanos que se verificaron en Colombia, con los numerosos casos de falsos positivos. Otro asistente cuestionó también la efectividad de esa intervención militar en la seguridad interior, aduciendo que las guerrillas de las FARC seguían presentes en el valle del Cauca. Goetze lo admitió, con una sorprendente crítica a su discípulo Uribe, por las órdenes que impartió a los jefes militares. “Lo mismo nos pasó a nosotros en Vietnam. Si el gobierno pide muertos, los jefes militares se los darán.” Contó entonces una anécdota personal. “Después de una batalla en Vietnam apilamos juntos los cadáveres de los dos bandos, para que vieran cuán efectivos éramos.” Bruneau, que es un experto en Inteligencia sobre Brasil, expuso en portuñol sobre el caso de México. Dijo que el uso de las Fuerzas Armadas en tareas de Seguridad Interior había fracasado, porque se cometen violaciones a los derechos humanos, igual que en Centroamérica.
–¿Y entonces, por qué Estados Unidos sigue presionando para involucrar a los militares en tareas policiales? –le preguntaron.
Bruneau hizo un largo silencio hasta que contraatacó:
–¿Por qué dice que presiona? A mí no me consta.
–Figura en el Programa operacional 2016 del Comando Sur –insistió otro participante.
El brigadier Goetze acudió entonces al rescate de Bruneau. Negó que el Comando Sur promocionara el uso de las Fuerzas Armadas en la Seguridad Interior. “Tienen programas de ayuda a las Fuerzas Armadas para que puedan asistir a las autoridades civiles en casos de catástrofe”, dijo. (Esa es la nueva línea que Estados Unidos se ilusiona con imponer en la Conferencia de Ministros de Defensa que sesionará el mes próximo en Uruguay, asignando el rol de coordinación a la obsoleta Junta Interamericana de Defensa.) Cuando Goetze intentó dar un ejemplo produjo una de las revelaciones más asombrosas de la semana:
–En Colombia nosotros hacíamos Inteligencia, escuchábamos las conversaciones telefónicas y a los militares sólo les pasábamos las conversaciones sobre drogas. Y del dinero que recibíamos de Estados Unidos, la mayor parte iba a la policía.
–Pero en Colombia la Policía Militar depende de Defensa, opuso otro cursante.
–Es cierto –admitió el militar estadounidense.
Bruneau y Goetze también estuvieron trabajando en Chile, Guatemala, El Salvador, Rumania y Mongolia. Una de las pantallas de un power point utilizado durante el curso, que se reproduce en la tapa de esta edición, se refiere en forma explícita al uso de los militares en la seguridad pública.

Medios de comunicación

Otro capítulo de gran interés fue el que dictó Goetze sobre los medios de comunicación. Explicó que al gobierno le interesaba influir sobre ellos y a través de ellos sobre el sistema político. Dijo que a la luz de la experiencia de Vietnam (“Al volver no podía usar mi uniforme en la calle, y hasta me escupieron”), el jefe militar conjunto en Irak planteó mantener lejos a los periodistas. Pero, agregó, la jefa de prensa del Pentágono lo convenció de que podían invitarlos a formar parte de las unidades y que esto los comprometería a transmitir el punto de vista de las tropas. “Fue un éxito. Los 120 periodistas invitados se entusiasmaron y transmitieron la visión táctica de la guerra, los detalles de cada enfrentamiento y no el cuadro estratégico general. En definitiva, el público quiere ver los tiros, eso le dimos y esa fue la visión que tuvieron también los legisladores, porque lo vieron en los medios.” Como quien medita en voz alta, dijo que “un problema de insertar a los medios en las unidades es que los militares se sienten limitados”, y volvió a ejemplificarlo con su experiencia como piloto en Vietnam: “Uno no hace las mismas cosas cuando lleva gente de prensa que cuando no la lleva”. La biografía que difundió Puricelli también omite que Goetze piloteaba aviones AC-47: Son aquellos que en apoyo de las tropas limpiaban el terreno ametrallando a toda figura humana a la vista. Al referirse a las violaciones a los derechos humanos cometidas en la prisión iraquí de Abu Ghraib y la cubana de Guantánamo, sobre las que mostró imágenes estremecedoras, Goetze dijo que habían constituido fallas de la comunicación, porque generaron “mala imagen” en el mundo. “Pero en realidad los autores de los abusos en Abu Ghraib fueron unos chicos jóvenes soldados, y en Guantánamo no es cierto que se violen los derechos humanos. El general Douglas Frazer, jefe del Comando Sur, me dijo hace dos meses por teléfono, desde el avión en que regresaba de una visita a Guantánamo, que los presos tienen comida en cantidades industriales, hasta están aumentando de peso y todo es legal. El problema es la percepción que transmiten los medios, que en política es más importante que los hechos.” Por su parte, Bruneau citó notas del diario La Nación sobre inseguridad en la Argentina y comentarios que escuchó en el programa A dos voces del Canal TN. Según Goetze, la manipulación de la prensa es parte de la función de Defensa. Incluso citó una presunta definición de Winston Churchill, según la cual la verdad es tan importante que siempre debe llevar algunas mentiras como guardaespaldas.

Seguridad y redes sociales

Bruneau y Goetze son autores de diversos artículos sobre el empleo de las Fuerzas Armadas centroamericanas para la represión de las pandillas juveniles conocidas como maras, y han asesorado sobre el tema al ex presidente de Guatemala Oscar Berger. Esto potencia el interés de una afirmación de Bruneau durante el curso en el ministerio de Defensa, cuando reconoció que el único país de la región sin maras era Nicaragua y lo atribuyó al entramado social y organizativo que creó el sandinismo, que no dejó espacio para que penetrara el crimen organizado. Cuando Bruneau justificó el empleo militar en cuestiones de seguridad de México por la corrupción de la policía y la demanda social de militarización, un asistente le repuso que las demandas sociales no suceden en el vacío, que son construcciones mediáticas, dijo que los medios son empresas comerciales que buscan utilidades y que en su afán de ganar dinero estimulan esas medidas. Otro participante introdujo un tema sociológico no menor:
–Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México mencionan la relación entre el tratado de libre comercio de Norteamérica y el crimen organizado, porque el Nafta desestructuró el campo y la migración a las ciudades proveyó de mano de obra barata de los carteles.
Bruneau la pateó afuera:
–No voy a opinar del Nafta –dijo. Tampoco hizo referencia al patrullaje de la costa occidental de Guatemala que 200 marines estadounidenses realizan desde hace dos semanas para combatir el narcotráfico. Es la primera vez que los marines entran en acción allí desde 1978, anotó la agencia Associated Press.

Sin tiempo para el opio

La coronela de la Fuerza Aérea Anne McGee se refirió a herramientas de planeamiento, con el viejo esquema FODA (que analiza las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas, propias y del enemigo). Algunos de los académicos presentes objetaron que era un método que se consideraba superado en las ciencias sociales, porque no permite predecir ni introducir variables ajenas al proceso.
–Todo se retroalimenta –balbuceó McGee.
–Pero dentro de un mismo paradigma –insistió el interlocutor.
–Sí, es cierto –admitió, con visible incomodidad cada vez que algún enfoque crítico la apartaba del libreto que recitaba en forma mecánica.
Cuando McGee citó las experiencias de su país en Irak y Afganistán, donde según su currículum preparó y coordinó todas las órdenes de Despliegue puestas a la firma del jefe del Pentágono, los civiles argentinos plantearon los problemas sociales y las asimetrías que había en esos países. La mujer admitió que el opio era un serio problema en Afganistán y Bruneau la interrumpió, cosa que no hizo ni antes ni después en toda la semana. “No hay tiempo”, dijo. McGee advirtió que lo que diría no se limitaba a la Defensa, porque tenía que ver con todos los medios necesarios para asegurar los objetivos nacionales y sostuvo que las distintas agencias del Estado deben trabajar juntas. En ese contexto no mencionó Defensa ni Seguridad, pero el mensaje era claro. Goetze y Bruneau también estuvieron juntos en Chile donde este año asesoraron al gobierno del presidente Sebastián Piñera en la elaboración de su plan estratégico de Defensa. Esa estrategia fue presentada en junio por el ministro chileno de Defensa, al que le compete orientar y coordinar la acción de los distintos organismos e instituciones nacionales para enfrentar los desafíos de seguridad. En uno de sus párrafos sostiene que “los límites rígidos entre ámbitos de seguridad, interna y externa, están siendo superados y los Estados buscan fórmulas para usar sus medios de modo más eficaz e invertir sus recursos financieros de manera más eficiente”, lo cual marca un retorno a la doctrina del enemigo interno. Este texto, dice la Estrategia chilena, “se concibe como una política de políticas para el ámbito específico de la seguridad y defensa nacionales”. Esta centralidad del ministerio que conduce a las Fuerzas Armadas se reflejó incluso en el hecho de que los ministerios de Interior y de Relaciones Exteriores no participaron en la presentación de la nueva estrategia.

Fin de curso

El cierre del curso alteró el programa previo. Según la transcripción del programa publicada aquí el domingo pasado, se realizará un ejercicio en el que los participantes deberían desarrollar e implementar lineamientos estratégicos aplicando los conocimientos recién aprendidos. Sin explicaciones, que en realidad no eran necesarias, se pasó de la última conferencia a unas breves palabras de Cuattromo sobre la importancia de la capacitación. Tampoco se distribuyeron los prometidos CD con las presentaciones de los estadounidenses, “porque se decidió que antes las autoridades del Ministerio revisasen su contenido”.

El curriculum de Goetze muestra que fue agregado de la Fuerza Aérea y del Pentágono en los peores años del terrorismo de Estado en la Argentina. Puricelli suprimió ese dato en la traducción para el curso.

Espectacular victoria del Chino Marcos Maidana


El argentino derrotó en Las Vegas al mexicano Jesús Soto Karass por nocaut técnico en el octavo round y se apoderó del título interino Intercontinental de la categoría welter.
 Espectacular imagen de uno de los golpes de Maidana.
ESPECTACULAR IMAGEN DE UNO DE LOS GOLPES DE MAIDANA.
El argentino Marcos "Chino" Maidana venció por nocaut técnico en el 8vo. round al mexicano Jesús Soto Karass y se alzó con el título interino Intercontinental de la categoría welter.
La pelea fue disputada en el MGM Grand Hotel como prólogo de la que disputarán en la pelea defondo, entre el mexicano Saúl `Canelo´ Alvarez, campeón superwelter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y el estadounidense Josesito López.
Maidana no lució en gran forma, como sintiendo el ascenso de categoría, pero impuso su potencia ante un duro rival como Soto Karass, al que además derribó sobre el final del séptimo round.
El santafesino incursionó en nueva división -welter 66,600 kilos- y debutó con nuevo técnico, el estadounidense Robert García, con quien entrenó para esta pelea en la ciudad californiana de Oxnard.
En el primer round Maidana apoyándose con la derecha por arriba del azteca Soto Karass, mientras el mexicano buscaba sorprender con sus brazos largos en la corta distancia, aunque conociéndose desde el comienzo en el ring.
En el segundo Soto se dedicó a cambiar la guardia y confundir al argentino nacido en Las Margaritas, Santa Fe, aunque en Maidana su arma fue la mano derecha ascendente seguido por croos. En defensa, bien el argentino sin mucho reparo en el ataque de su rival.
En la tercera vuelta la buena defensa de Soto ante el ataque del argentino fue el arma para el azteca, mientras que además Maidana no pudo hacer mella de su mano izquierda “picante” y más efectiva, aunque más lento en la corta distancia.
Una mano a destiempo de Soto tras la campana fue el detonante de un forcejeo entre el réferi de la pelea y el rincón del azteca, aunque con evidencia imprudencia de los dos púgiles.
La cuarta vuelta y para cortar con el “embarrado” combate el réferi de la pelea le quitó a los dos púgiles con el descuento de un punto. De ahí en más la conexión del jab de Soto a Maidana y la respuesta de este con el “1-2” y el gancho del santafesino, lo más destacado del santafesino, sin demasiada suerte.
El quinto round, con evidente cansancio, Maidana buscó en el “golpe a golpe”, pero el dominio fue del púgil azteca, que por los brazos largos y altura, fueron efectivos sobre el cuerpo del argentino.
La sexta vuelta, Maidana mostró cansancio con el ahogo y sin respuesta en el contraataque donde quedó en evidencia con el continuo “agarre” sobre su rival. Además el gran trabajo en ataque de Soto, donde no solo pudo conectar sus combinaciones sino que además le hizo sentir su rigor al santafesino.
En el séptimo, un punto de descuento más a Maidana, ante la falta de prolijidad del argentino, además de la mala pelea, donde la falta de aire parecía hacerse evidente.
Cuando parecía que el round era dominado pro el azteca, Maidana encontró un derechazo soberbio sobre el centro del rostro de Soto, la que lo derribó a la lona casi con el final de la vuelta.
En el octavo Maidana sacó a relucir su potencia de la derecha del nacido en Las Margaritas y le hizo sentir cada una de las combinaciones para que tras dos derechazos certeros, donde Soto sintió hasta casi caer, para que el juez de la pelea pare el combate por nocaut técnico del argentino.
Un final donde Maidana demolió a Soto Karass cuando pudo mostrar un cambio en su actitud boxística, con la clave de haaber derribado al azteca en el séptimo.
En la próxima pelea Maidana (32-3-0 29KO) deberá ver los errores cometidos, aunque podrá seguir confiando en su dura pegada con la derecha pensando en una posible chance ante el italo-americano, el campeón Paul Malignaggi.
´El Chino` volvió a combatir en Las Vegas tras haber librado una "batalla" en abril de 2011 ante el mexicano Erik Morales, a quien derrotó por decisión mayoritaria en 12 rounds, en pelea también disputada en el MGM Grand Hotel por el título interino superligero AMB.