martes, 24 de julio de 2012

LOS TIEMPOS DE LA CONTIENDA

Mientras Clarín y La Nacion celebran la anulación del concurso por 220 señales de TV digital, la verdadera discusión es cómo hacer para garantizar efectivamente el acceso a la comunicación de nuevos actores


Clarín destacó "El gobierno anuló el concurso para la televisión digital". En ninguno de los dos casos se habla de 
"la ley de medios K". Primer gran triunfo de la estrategia gubernamental para democratizar la comunicación en el país...

¿Se  puede caracterizar como un “fracaso” del gobierno la decisión de formular un nuevo pliego de bases y
 condiciones para definir un nuevo cronograma de licitaciones? El motivo central por el que se tomó la 
decisión de replantear los concursos es que hubo menos interesados de lo esperado para los medios 
no comerciales. Esto va mucho más allá de cuestiones burocráticas y algunas fallas de origen 
que hubo en los concursos para hundirse en la problemática específica de las organizaciones sociales 
que pretenden acceder a frecuencias sin tener una visión totalizadora de lo que significa mantener 
un canal de televisión. La queja por el costo de los pliegos (70.000 pesos en capital y 42.000 en provincia)
 revela cierto desconocimiento de la actividad. La pregunta es: si no se cuenta con el dinero para adquirir 
el pliego ¿se lo tiene para mantener una señal de TV?

Quizá todo esto venga a demostrarnos que incorporar nuevos actores al mapa de medios existentes
 es mucho más complejo que lo que se puede suponer porque llega un momento donde más allá de las
 ganas hay que pasar a los hechos y pensar en pagar sueldos, garantizar contenidos propios, etc.
 No estaría mal entonces que muchas organizaciones interesadas en acceder a nuevas frecuencias pensaran 
en juntarse para gestionar una señal en conjunto, garantizándose fracciones de programación y así apuntar
 a un medio más sólido.

Por el lado de los canales comerciales, el gran inconveniente que existe es la falta de certeza sobre cuánto
 tiempo más seguirá la situación de indefinición respecto a Clarín y cuándo se efectivizará su desinversión,
 ya que si bien el 7 de diciembre finaliza la cautelar que tiene por el Art. 161, se descuenta que tiene preparado 
un arsenal de medidas para dilatar todo lo que pueda los plazos en la justicia. De hecho, si a casi tres
 años de sancionada la nueva del de Servicios de Comunicación Audiovisual ha logrado mantenerse intacto,
 es obvio suponer que tendrá recursos para seguir litigando una vez caducada la cautelar. En este contexto, no 
abundan los nuevos jugadores dispuestos a ingresar a un negocio donde en la actualidad Clarín hace uso y abuso 
de su posición dominante.

Pero en la base de estas discusiones radica una certeza que puede ser vista como mala noticia pero debe 
ser expuesta: Los tiempos de la batalla por una nueva comunicación son muchísimo más largos que lo 
que la mayoría presumía. Las contiendas en el marco del estado de derecho tienen estas particularidades
 y es muy recomendable asumirlo cuando antes. La tendencia aparece como indeclinable y los tiempos
 del control monopólico que supo ejercer Clarín sobre la comunicación en Argentina tienen los días 
contados, aunque puestos a contarlos, son más de los que se suponía.

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