martes, 24 de julio de 2012

LA SECRETARIA GENERAL DE LA FUA Y EL PROYECTO NACIONAL




Desde la década del 70 América Latina sufrió la embestida  de un modelo que destruyó las conquistas que los pueblos latinoamericanos habían ganado en su historia: el neoliberalismo.
Con la complicidad de sectores minoritarios en diferentes países fue que se desmantelaron los Estados, se desestabilizaron las economías, se planifico la pobreza de millones de hermanos de nuestra patria grande en favor del  enriquecimiento de grandes corporaciones multinacionales
Pero esto, no sólo se tradujo en un cambio en las políticas macroeconómicas de los países sino que tuvo su correlato en las políticas sanitarias, laborales, sociales y por consiguiente en las políticas y los sistemas educativos. Y es en esto último donde esta vez vamos a hacer hincapié porque como estudiantes, mejor que nadie, sabemos que la batalla contra la desigualdad y la injusticia social se corresponde también con una lucha ideológica y cultural donde las Universidades tienen un rol fundamental.
Sabemos que en Argentina este proceso antinacional comienza con la dictadura del año 1976 y se profundiza con la llegada del menemismo que se apropio de la herramienta política más potente que ha tenido el país, poniéndola en armonía con el establishment nacional e internacional. Esta maniobra, que coincide en los demás países, tuvo el objetivo de terminar con una industria nacional y con un movimiento obrero organizado; es decir con una articulación social, popular y política que se había tejido en los años anteriores.
Así fue como se vendieron empresas estratégicas del Estado como YPF, Aerolíneas Argentinas, Ferrocarriles, Agua y Energía entre otras. Se liberaron las importaciones, se despidieron millones de trabajadores. La inversión en salud, en educación e infraestructura fueron consideradas como gasto, siguiendo la receta de los grandes organismos internacionales de crédito como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial que obligaban a los países dependientes a aplicar medidas de ajuste, de recorte del presupuesto destinado al desarrollo nacional. En definitiva el Estado se debilito, se achicó, perdió su lugar como garante de los derechos de las mayorías populares.
En este sentido, la educación se descentralizó como muchas otras áreas del Estado, terminando con los Colegios Nacionales que pasaron sin recursos a manos de las Provincias y Municipios.  Esto obligó a las jurisdicciones locales a dejar en manos privadas la educación, es decir los empresarios se hacían cargo de la formación intelectual de nuestro pueblo. Esto llevo a una fragmentación total del modelo educativo puesto en función de la formación de cuadros profesionales coherentes con el modelo imperante.
Recordada es la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada el 25 de mayo de 2003, cuando  dijo que, le habían dejado la Argentina prendida fuego y tuvo que sacar el pecho para reconstruir la patria. El tiempo demostró que no falló; veníamos de una crisis institucional, política, económica sin precedentes, con el paso de cinco presidentes en una semana. Sin duda alguna pocos eran los que conservaban la fe en el Estado, se mantenía esa idea errada de que la política la hacían unos pocos y que con el voto uno se desligaba totalmente de la acción política. Esa idea, que nos llevó a la crisis del 2001, cambió rotundamente con Néstor, quien le hizo sacar del cajón la bandera de la militancia a los adultos e hizo que los jóvenes se comenzaran a interesar en la Política. En los últimos tiempos, se volvió un hecho reconocido por todo el espectro político nacional, la creciente participación y acción política de la juventud a través de la militancia, dejando atrás años de inmovilización e indiferencia. La juventud se transformó en un actor de la vida política argentina, comenzó a pensar los problemas de nuestro país en los ámbitos socio-culturales, económicos y políticos, y a proponer soluciones críticas desde la diversidad y el diálogo. Es una nueva generación de argentinos que perdió el miedo a salir a la calle, que se hace oír, pero también escucha, y que por sobre todas las cosas, aporta una visión nueva de la política y de la sociedad, derrumbando los antiguos tabúes que pesaban sobre nuestros padres y abuelos.
Argentina abrió el debate y en ese debate la juventud encontró la posibilidad de opinar, y fue así como fuimos recuperando el Estado para ponerlo nuevamente en función de los intereses de las mayorías. Con conquistas claras como la Asignación Universal por Hijo, la Recuperación de YPF, la re estatización de las AFJP, la Ley de Medios, la vuelta a los Convenios Colectivos de Trabajo, las políticas de DD.HH., la re estatización de Aerolíneas Argentinas, la cancelación de la deuda con el FMI, el PROCREAR para la construcción de 400 mil viviendas, entre tantas otras. A demás se volvió a considerar a la educación como un derecho, que permite el desarrollo libre de los pueblos y su voluntad de autodeterminación, impulsando medidas como la creación de más de 1000 escuelas, el programa Conectar Igualdad, el aumento salarial año a año a los docentes, el aumento presupuestario por la Ley de Financiamiento Educativo, la creación de 10 nuevas Universidades Nacionales,  Ley de Educación Técnico Profesional, Ley de 180 días de clase, y el aumento del 600% del presupuesto para las Universidades.
El movimiento estudiantil debe cumplir un rol principal en la defensa de estos derechos que hemos adquiridos, a través de la organización y la movilización, como así también desde las herramientas teórico prácticas que aprendemos día a día en las aulas. Por que como decía Juan Perón "un individuo no se realiza en una comunidad que no se realiza", el conocimiento debe ser puesto en función de un proyecto de país, sin perder el carácter crítico ni su capacidad interpeladora de la realidad.
Por eso desde la Secretaría General de la FUA consideramos de imperiosa necesidad trabajar en la defensa de todas las conquistas que el pueblo ha logrado en estos 8 años de prosperidad social y económica. Planteamos un lineamiento claro de acción que debemos tener como estudiantes comprometidos con el desarrollo de nuestro país, de nuestra Patria. No creemos en la falsa “autonomía” que han predicado muchos sectores durante años con un único fin, la separación de la Universidad con el pueblo. Hoy más que nunca debemos formarnos como profesionales que llevarán adelante una tarea inexorable: la continuidad de todas las transformaciones ya hechas, la PROFUNDIZACIÓN DEL MODELO NACIONAL Y POPULAR que conduce Cristina Fernández.
En este sentido pondremos este espacio de organización estudiantil al servicio del PROYECTO NACIONAL, POPULAR Y LATINOAMERICANO. Los Centros de Estudiantes, Las Federaciones Regionales y Nacionales deben llenarse de discusión política y gremial, deben contagiarse de lo que pasa en el país y en el continente y tienen que contribuir a la unidad y solidaridad de los pueblos, sabemos que queda un largo camino por recorrer y estamos dispuestos a transitarlo.
Para esto creemos necesario una actividad militante que se construye día a día con mucho sacrificio, interpretando las necesidades de los estudiantes e incentivando la participación y la discusión en todas las Facultades y Universidades. No podemos dejar nada en manos de aquellos que siempre entregaron y vaciaron nuestros espacios, nuestras luchas, nuestras conquistas. Las mismas agrupaciones que apoyaban el arancelamiento educativo durante el menemismo, hoy se enfrentan al Gobierno Nacional, a este Proyecto, y se presentan como paladines de un progresismo que no existe. No queda otro camino más que el TRABAJO, LA ORGANIZACIÓN Y LA UNIDAD para que finalmente la UNIVERSIDAD esté puesta al servicio de la construcción de un país industrial, soberano y con JUSTICIA SOCIAL.

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