lunes, 20 de agosto de 2012

El miércoles se cumple un año del secuestro de la niña que luego fue asesinada Candela: los diez puntos oscuros de una causa que se desmoronó


 Los sospechosos que fueron procesados por el crimen están en libertad. Dos altos jefes policiales perdieron sus puestos. El fiscal y el juez afrontan un pedido de juicio político. El secuestro, el cautiverio y el móvil son una incógnita.


 Candela Sol Rodríguez fue secuestrada el 22 de agosto de 2011 en la esquina de Coraceros y Bustamante, en Hurlingham. Nueve días más tarde apareció muerta en un descampado, a pocos metros del Acceso Oeste. No la encontró la policía, sino una mujer que revolvía la basura. A un año del crimen, muchas hipótesis se tejieron sobre el caso pero las certezas finalmente se desvanecieron, la causa volvió a foja cero y la sensación latente es que los investigadores jamás podrán esclarecer el crimen de la niña de once años. A principios de 2012, la Cámara de Senadores provincial formó una comisión investigadora y los distintos actores que participaron en la causa tuvieron que responder ante los legisladores. Sin embargo, la verdad continúa sin aparecer.
 
1) LA JUSTICIA. El nuevo fiscal de la causa es Alberto Ferrario, quien evitó dar precisiones sobre su trabajo. En diálogo con Tiempo Argentino, Ferrario aclaró que sólo hablará a través de la causa, porque su trabajo lo hace "desde el escritorio". En abril, la Sala III de la Cámara de Apelaciones de Morón anuló las declaraciones indagatorias de los procesados, aunque validó los elementos probatorios que constan en el expediente. En la causa están imputados Héctor "El Topo" Moreyra –autor intelectual–, Hugo Bermúdez –autor material–, Leonardo Jara, Guillermo López, Fabián Gómez, Alberto Espíndola, Gladys Cabrera y Néstor Altamirano. Todos permanecen en libertad desde que fueron apartados el fiscal Marcelo Tavolaro y el juez de Garantías Alfredo Meade, que enfrentan sendos pedidos de juicio político por sus actuaciones.
 
2) EL RAPTO. Todavía no se sabe bien qué sucedió. Según Carola Labrador, a las 15:30 del 22 de agosto un auto levantó a su hija en la esquina de su casa de Coraceros 2552, cuando la niña iba a encontrarse con sus amigas del grupo de scouts de la parroquia San Pablo Apóstol. Otra versión es que Candela se habría subido al coche de una persona conocida.
En el barrio Corea de José León Suárez se rumorea que habrían sido dos hombres –que después de la liberación de los "perejiles" de la causa se fueron de Buenos Aires– los que se la llevaron en una Chevrolet Meriva.
 
3) LUGAR DE CAUTIVERIO. La última vez que el teléfono celular de la nena se activó fue a las 17, cerca de la antena "Finita", ubicada sobre Camino de Cintura al 5300, en Tres de Febrero. Para su madre, Candela permaneció cautiva en una casa del barrio Costa Esperanza de San Martín y luego fue asesinada el lunes a la noche en una vivienda de Hurlingham por Hugo Bermúdez, el presunto "dealer" y pirata del asfalto que denunció que lo involucraron en la causa porque había dejado de pagarle coimas a la Bonaerense.
Carola dice que cuando reconoció el cuerpo, la nena tenía los pies limpios, lo que significa que sus asesinos la bañaron para borrar las huellas. En la causa consta que Candela habría estado en dos casas: Charrúas 1081 –domicilio del carpintero Ramón Altamirano– y Kiernan 992, cuya dueña es Gladys Cabrera, y donde los policías dijeron haber hallado un bol con ADN de la niña. Nada de esto sería cierto.
Fuentes judiciales señalaron que la menor habría estado secuestrada en San Martín, lejos de las casas allanadas por la policía, al amparo de los sectores de la Bonaerense involucrados en la densa trama de esta historia.
4) EL MÓVIL. Carola cree que su hija fue víctima de una red de trata de Hurlingham que mantiene vínculos con el poder político local y que a Bermúdez "se le fue mano" con su hija.
Por su parte, los investigadores apuntaron a "una venganza no tradicional" contra el padre de la niña, Alfredo Rodríguez, quien a su vez señaló como responsables a Gustavo Sancho, presunto "contador" de narcos de la zona norte del conurbano, y a "El Topo" Moreyra, conocido "buchón" de la Bonaerense. "Si lo que le pasó a mi hija fue una maldad contra mí, no tengo ninguna duda de que fue alguno de ellos", declaró Rodríguez. Sin embargo, fuentes judiciales confirmaron que Sancho no guardaría relación con el hecho.
Otra de las hipótesis surgió del barrio Corea, donde la familia de la víctima transcurrió gran parte de su vida. Las fuentes señalaron a Tiempo Argentino que Candela habría sido secuestrada por una banda de narcos, que tendría cuentas pendientes con una de las tías de la niña por la presunta "venta" del dato de un cargamento de cocaína que fue "mexicaneado". Por otra parte, tampoco se descarta que Carola haya cometido algún "error" en sus relaciones con el mundo narco de la zona norte del Conurbano.
 
5) ENTORNO FAMILIAR. Carola tiene un hijo de un matrimonio anterior, Emanuel, y con Alfredo tuvo a Candela y a Franco. El padre de Carola, Norberto Labrador, fue concejal de San Martín, con vínculos en el barrio Corea, una zona conocida por la cantidad de droga que se comercializa. "Shopping coreano de la droga" lo llaman, y hasta una canción de Damas gratis lo nombra: "Que se fue a pegar a San Martín, a Corea o a la Cárcova, a comprar de la que toma Maradona".
El hombre que maneja el "negocio" es primo de Alfredo Rodríguez, actualmente preso en la Alcaidía de San Martín. Otro allegado a la familia que supo participar del mundo narco es Sandro "Pitufo" Peloso, entrenador de fútbol del Club Atlético Esperanza (CAE) y marido de María Romagnoli, secuestrada meses antes del rapto de Candela. Romagnoli estuvo casada con un tío materno de la nena y su marido sería testaferro del primo de Alfredo. Carola Labrador trabajó en el buffet del CAE y no desconoce estos menesteres.
Otro de los primos del padre de Candela es el "Rengo" Cali, que "trabajaba" con Gustavo Sancho, padre de Alan Sancho, el joven automovilista que habría protagonizado un autosecuestro en 2009. "El crimen de la chiquita fue ecológico. Murió en el ambiente en el que desarrolló su vida", fue la polémica definición de un fiscal especialista en homicidios.
 
6) EL TERRITORIO. Resulta difícil evitar relacionar el crimen con los grupos criminales que operan en San Martín. El municipio tiene alrededor de 135 asentamientos: los pactos de complicidad tejidos en los '90 permitieron el florecimiento de las bandas que se disputan los territorios y asesinan a los familiares de los que participan en el negocio. El más conocido de todos los narcos de la zona norte es Miguel Ángel "Mameluco" Villalba, detenido en la cárcel de Ezeiza y organizador de la villa 18 de Septiembre, que junto con la villa 9 de Julio –dominada por Javier "El Rengo" Pacheco–, es uno de los centros de distribución de cocaína más rentables.
A la par de Mameluco, florecieron otros grupos de los asentamientos periféricos a la Capital Federal. Así comenzaron las "mexicaneadas", los secuestros extorsivos protagonizados por grupos comando "mixtos" de policías y ladrones que "capeaban" a los familiares de los narcos. Por territorio o por plata, estas prácticas se extendieron hasta desembocar en el crimen que, de revelarse el motivo, quizás cambie el curso de la historia narco bonaerense.
7) LLAMADA EXTORSIVA. "Hasta que ese conchudo no devuelva la guita, a la nena no la vas a ver nunca más. Que le pregunte al marido dónde dejó la guita." Esta llamada telefónica recibió una tía de Candela días antes de que la nena apareciera muerta. Sin embargo, la comunicación fue revelada por un canal de noticias apenas minutos después del hallazgo del cuerpo, en una clara maniobra policial para vincular a la familia con el asesinato y despegar responsabilidades políticas. En abril de este año el peritaje realizado por Gendarmería Nacional concluyó que esa voz era de Leonardo Jara. La defensa apeló el estudio y denunció presiones sobre los peritos.
 
8) EL ROL DE LA POLICÍA. Los métodos de la Bonaerense para esclarecer casos mediáticos quedaron una vez más en evidencia. Roberto Castronuovo, entonces jefe de Investigaciones, tuvo que admitir ante el fiscal que un mes antes del crimen de Candela se había reunido con el presunto autor intelectual, El Topo Moreyra, quien iba a entregarle información sobre Mameluco Villalba. Al jefe de la fuerza, Juan Carlos Paggi, el caso le costó el puesto. Pero además, volvieron a repetirse viejos vicios estructurales: hubo pruebas plantadas, dudosos testimonios de testigos de identidad reservada, sospechas sobre la participación de agentes en el narcotráfico y posibles encubrimientos.
 
9) TESTIGOS DE IDENTIDAD RESERVADA. Este es uno de los puntos más polémicos de la causa. El principal testigo bajo esa condición, que permitió capturar a la mayoría de los acusados, es un carnicero que les prestaba plata a algunos de los detenidos, que luego de robar se la devolvían con intereses. Durante los últimos meses, este hombre llamó a las redacciones de los diarios para denunciar que las autoridades políticas provinciales lo habían engañado con falsas promesas. "(El ministro de Seguridad) Ricardo Casal me decía que yo era un héroe, pero a cambio recibí dos tiros", se quejó a este diario.
 
10) ABUSO SEXUAL. Carola Labrador insiste en la hipótesis de que su hija fue abusada y luego asesinada por Hugo Bermúdez. Su abogado Fernando Burlando trabajó esta línea de investigación, que fue abonada por el fiscal Tavolaro, quien le sumó la declaración de una ex suegra del sospechoso, que reconoció haber mantenido una relación extramatrimonial con él. Esta mujer explicó que Bermúdez era "un depravado sexual", al que le gustaba asfixiar a las mujeres mientras mantenían relaciones sexuales. Sin embargo, Marcelo Mazzeo, abogado de Gladys Cabrera, explicó que los resultados de la autopsia determinaron que Candela no había sido abusada durante su cautiverio.  «
 
el dolor de la madre
 
Carola Labrador sufrió el más duro de los golpes que se puede recibir en la vida. La mujer además fue juzgada por la sociedad, que siguió el caso como si se tratase de un reality show, transmitido en vivo por los canales de noticias. Luego de la desaparición de su hija, Carola fue recibida por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y tuvo línea directa con el gobernador Daniel Scioli. Hoy, Carola recibe el apoyo de su abogado, Fernando Burlando.
 
–A un año del hecho, ¿Qué pudo averiguar en este tiempo?
–Lo que único que sé es que entre los que están sueltos, está el asesino de mi hija.
–¿Quién sería para usted el asesino de su hija?
–Hugo Bermúdez.
–¿Cuál sería el móvil?
–Eso lo tiene que determinar la justicia. Yo creo que se la llevaron por trata y a Bermúdez se le fue la mano.
–¿No tiene miedo?
–Sí, tengo miedo por mi familia, por eso tengo custodia policial.
–¿Cómo analiza la actuación de la policía y de la justicia?
–Fue muy mala. El fiscal Tavolaro se manejó siempre mal. Mi hija tendría que estar viva, ella esperó siete días para que la rescataran, y no lo hicieron.
–¿Cómo vivió que la señalaran como responsable del secuestro de su hija?
–Me culpaban a mí porque no tenían nada. No creyeron en mi palabra y me duele. Yo sólo buscaba a mi hija.
–¿Cómo está hoy?
–Triste, esperando que se haga justicia, luchando por mis otros hijos. 
–¿Cree que se hará justicia?
–Hay días en los que me levanto y siento que nunca voy a saber la verdad. Pienso que por más que me esfuerce, jamás voy a saber qué pasó.
 
El dato
Homenaje
El miércoles 22 a las 15:30 se hará una suelta de globos en la Plaza Roca de Hurlingham.

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